martes, 29 de noviembre de 2016

El BCE compraría más bonos italianos si el referéndum crea volatilidad, según fuentes internas

FRÁNCFORT.-El Banco Central Europeo está listo para intensificar temporalmente la compra de deuda pública italiana si el resultado del crucial referéndum del domingo termina incrementando de forma aguda los costes de endeudamiento para el mayor deudor de la zona euro, dijeron fuentes del banco central.

Los bonos estatales y las acciones bancarias italianas han sufrido fuertes ventas de cara al referéndum del 4 de diciembre sobre la reformas constitucionales ante el riesgo de turbulencias políticas. Las encuestas de opinión sugieren que la opción del "no" va por delante, lo cual podría obligar a dimitir al primer ministro, Matteo Renzi, en el que sería un nuevo capítulo de derrota del 'establishment' político en el mundo desarrollado.
El BCE podría usar su programa de compra de bonos por 80.000 millones de euros mensuales para contrarrestar cualquier cambio brusco en la rentabilidad de los bonos después de la votación, suavizando las oscilaciones del mercado y apoyando los títulos de deuda pública, según cuatro fuentes del banco central de la Eurozona, que pidieron permanecer en el anonimato.
Las fuentes añadieron que el marco tiene flexibilidad suficiente para permitir un incremento temporal de las compras en Italia y que no sería estrictamente necesaria la aprobación formal del Consejo de Gobierno de la institución, que se reunirá el próximo 8 de diciembre para decidir si prolongar o no la compra de obligaciones a partir de abril de 2017.
No obstante, insistieron en que se trataría de un movimiento que no duraría más de unos días o semanas, para combatir la volatilidad del mercado, porque el programa de compra de activos se diseñó para apuntalar la inflación y el crecimiento en toda la zona euro y no tenía como objetivo remediar situaciones de crisis de países concretos.
Esto significa que, si Italia o sus bancos necesitaran un apoyo financiero a más largo plazo, Roma tendría que solicitar esta ayuda de manera formal.
"El Consejo de Gobierno entiende que hay cierto espacio para ayudar a Italia, que será utilizado si fuese necesario. El programa de compra de activos tiene una flexibilidad incorporada", dijo una de las fuentes. "La clave es que el BCE necesita estar convencido de que la volatilidad puede superarse a través de esta flexibilidad".
El BCE rechazó hacer declaraciones al respecto.
Italia acumula uno de los mayores niveles de deuda pública del mundo y sus costes del préstamo están en el punto de mira como un posible indicador de inestabilidad en el mercado en toda la Eurozona.
Antes del anuncio en 2012 del presidente del BCE, Mario Draghi, de que haría cualquier cosa para salvar el euro, estuvieron a punto de dispararse fuera de control.
Renzi ha dicho que dimitirá si los italianos rechazan sus reformas constitucionales, que en caso de aprobarse reducirían drásticamente los poderes del Senado y devolvería a las regiones cierto poder en la toma de decisiones.
Los inversores están preocupados de que su marcha pueda dejar al país en una situación de inestabilidad política y abrir el camino al Movimiento 5 Estrellas, que ha pedido un referéndum sobre la permanencia de Italia en la zona euro.

Tendencia alcista de las bolsas europeas, salvo Londres

LONDRES.- Las principales bolsas europeas cerraron este martes con tendencia alcista, salvo Londres, en una jornada en la que los inversores oscilaron entre las buenas cifras estadounidenses y la incertidumbre de un acuerdo sobre el petróleo.

En la Bolsa de Londres, el índice FTSE-100 retrocedió un 0,40%, en tanto que el Dax del parqué de Fráncfort subió un 0,36% y el CAC 40 de París avanzó un 0,91%.
Con la misma tendencia positiva operaron la Bolsa de Madrid, con el Ibex 35 ganando al cierre un 0,55% y la de Milán, que registró un avance del 2,13% del FTSE Mib.

El crudo Brent baja un 3,85 % y cierra en 46,38 dólares

LONDRES.- El barril de petróleo Brent para entrega en enero cerró hoy en el mercado de futuros de Londres en 46,38 dólares, un 3,85 % menos que al término de la sesión anterior.
 
El crudo del mar del Norte, de referencia en Europa, terminó la sesión en el International Exchange Futures con un descenso de 1,86 dólar frente a la última negociación, cuando acabó en 48,24 dólares.
El precio del crudo europeo registró una caída la víspera de la reunión en Viena en la que los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) intentarán cerrar un acuerdo para limitar su producción.
Las tensiones en el cártel petrolero han continuado en los días previos a la fecha fijada para rubricar los detalles de un preacuerdo firmado en septiembre que prevé limitar las extracciones conjuntas a entre 32,5 y 33 millones de barriles diarios (mdb), una rebaja de entre 0,64 y 1,14 mdb respecto al nivel de octubre.
En las últimas semanas se han intensificado las desavenencias entre los socios, ante la necesidad de determinar qué limitaciones acepta cada uno de ellos, lo que ha avivado las dudas en los mercados sobre la capacidad del grupo de alcanzar un acuerdo efectivo.
"Parece muy poco probable que los protagonistas (del acuerdo) lleguen a un pacto significativo, pero los mercados aún están atentos a la posibilidad de una sorpresa inesperada", afirmó Michael Hewson, analista de CMC Markets.
La OPEP aspira a ejecutar su primer recorte de producción desde 2008, una medida con la que espera estabilizar los precios, que han caído más de un 50 % en los últimos dos años debido a un exceso de oferta global.
Los mercados están además pendientes de la posibilidad de que se sumen a las medidas productores externos al cártel, como Rusia, México, Brasil, Kazajistán, Azerbaiyán y Omán, cuya decisión podría depender del plan que acuerde la OPEP.

No es que Theresa May no pueda dormir por el Brexit, es que delira / A.R. Mendizabal *

La guerra de nervios entre Bruselas y Londres, entre la Unión Europea y el Reino Unido, acaba de librar una nueva. Una batalla surrealista y hasta patética batalla en las últimas horas. Por la mañana, el presidente del BCE Mario Draghi pidió al Gobierno de la primera ministra Theresa May que revelara de una vez sus planes respecto a cómo abordar el Brexit. Nobleza obliga, por la tarde se produjo un extraño suceso que pareció fortuito en principio pero que era toda una respuesta.

Draghi tam­bién había de­jado claro que en caso de un ‘Brexit du­ro’, el Reino Unido su­friría mucho más que la UE. Lo dicen todos los días los em­pre­sa­rios bri­tá­ni­cos, los think tanks, los ex­pertos y no pocos po­lí­ticos a uno y otro lado del Canal de la Mancha. Pues bien, lo que ocu­rrió por la tarde tam­bién dio cum­plida res­puesta a esa ame­na­zante pre­vi­sión.

¿Qué es lo que pasó? Que una fun­cio­naria lla­mada Julia Dockerill, jefa de Gabinete del par­la­men­tario con­ser­vador Mark Field, perdió los pa­pe­les. No li­te­ral­mente, pero sí en cuanto al se­creto y con­fi­den­cia­lidad que se su­pone me­recen los do­cu­mentos de­li­ca­dos. Acababa de salir del nú­mero 9 de la calle Downing Street, donde se había ce­le­brado una reunión en el lla­mado Departamento para la Salida de la Unión Europea, bajo la di­rec­ción del mi­nistro nom­brado al efecto, David Davis.

Después de esa reunión iba a ce­le­brarse otra en el nú­mero 10 de la misma ca­lle, una de las di­rec­ciones más fa­mosas del mundo como re­si­dencia de la pri­mera mi­nistra bri­tá­nica. Sólo había que cru­zar. Y Dockerill lo hizo como suelen hacer los asis­tentes de los po­lí­ti­cos, con un montón de pa­pales en la mano. Pasó ante los pe­rio­distas que están allí siempre a ver qué pes­can.

Y allí es­taba, entre esos pe­rio­dis­tas, fo­tó­grafos y cá­maras de TV, Steve Back. En un pro­digio de apro­ve­cha­miento al uti­lizar una de las ma­ra­vi­llas de la tec­no­logía con mu­chos pí­xeles para que la ni­tidez fuera má­xima, Back en­focó el ob­je­tivo a esos pa­peles y aplicó el zoom. ¡Oh ca­sua­li­dad!, el do­cu­mento ex­te­rior, per­fec­ta­mente vi­si­ble, era un cua­derno abierto, ta­maño DIN-A4. Estaba es­crito a mano. Y se podía leer todo, ex­cepto lo que ta­paba el an­te­brazo y la mano de Julia Dockerill.

Toda la prensa bri­tá­nica ha ama­ne­cido este martes con las fotos de Steve Back, de la agencia Barcroft Images, per­te­ne­ciente al Grupo me­diá­tico del mismo nom­bre. La frase que más ha lla­mado la aten­ción en todos los me­dios y que pre­sun­ta­mente re­sume el plan ver­da­dero de Theresa May es la si­guiente: ‘¿What’s the mo­del? Have your cake and eat it’.

La tra­duc­ción li­teral de este re­frán in­glés, pero mo­di­fi­cado, no da mucha luz, porque tener el pastel y co­merlo puede pa­recer una ob­vie­dad. La idea bá­sica en­tronca con otros re­franes y pro­ver­bios es­paño­les, como ‘querer el oro y el mo­ro’, ‘no se puede estar en misa y re­pi­can­do’, ‘no se puede dormir y guardar la era’ y otros. En efecto, el mo­dismo in­glés es ne­ga­tivo (no se puede comer el pastel y te­nerlo al mismo tiem­po), porque no se puede hacer una cosa y la con­tra­ria.

Pero al po­nerlo en po­si­tivo, el autor del papel que fo­to­grafió Steve Back quiso ex­presar la am­bi­ción del Gobierno de May: el ob­je­tivo de las ne­go­cia­ciones del Brexit es con­se­guir todo lo po­sible y ceder lo mí­nimo ne­ce­sa­rio. Dicho de otro modo, como des­taca la prensa, Londres quiere que­darse en el mer­cado único pero sin aceptar de nin­guna ma­nera la libre cir­cu­la­ción de tra­ba­ja­do­res. Es la pos­tura ma­xi­ma­lista del mi­nistro de Esteriores, Boris Johnson.

Es de­cir, que ya sea por ac­ci­dente o por un tru­qui­llo, se ha trans­mi­tido la idea de que Londres va al en­con­tro­nazo, va a por to­das. Así ti­tula a todo meter The Daily Telegraph: ‘Un me­mo­rándum sobre el Brexit su­giere que Reino Unido lo quiere to­do’. Y The Times: ‘Los mi­nis­tros son rea­cios al com­pro­miso, su­giere un me­mo­rán­dum’.

También The Guardian: ‘¿Es este el plan con­ser­vador para el Brexit? Es im­pro­bable que el Reino Unido per­ma­nezca en el mer­cado único, dice la nota de la asis­tente; fo­to­gra­fiado un do­cu­mento en manos de una fun­cio­naria en las afueras del 10 de Downing Street’. Y The Independent: ’Un me­mo­rándum se­creto sobre el Brexit re­vela los ob­je­ti­vos’. Y Financial Times: ’Un me­mo­rándum ofrece una pa­no­rá­mica de cómo se piensa sobre el Brexit en la tras­tien­da’.

¿De ver­dad? Algunos como el Daily Mail, lo ponen en duda, aunque con todo tipo de cui­dado para no pi­llarse los de­dos: ‘¡Jopé! ¿Ha de­jado una ayu­dante de un miembro del Parlamento que se di­vul­guen los se­cretos del Brexit?’. The Guardian va un poco más lejos al re­cordar que como se ha pu­bli­cado, justo de­trás de la puerta del Departamento para la Salida de la Unión Europea hay pe­gada una ad­ver­ten­cia, para que la vean todos los que vayan a sa­lir. Esa ad­ver­tencia reza así: ‘¡Alto! Están sus do­cu­mento a la vis­ta?’. Con esa ad­ver­ten­cia, ¿es po­sible que Julia Dockerill fuera tan ol­vi­da­diza?

Aunque las frases y las ideas son frag­men­ta­rias, los me­dios han co­piado todo lo que se ve y lo que se puede leer. Algunas ideas son cor­tas, pre­ci­sas, ro­tun­das. Otras per­miten com­ple­tarse por su sen­tido. Y al­gunas otras quedan en el aire. Pero el men­saje no deja lugar a du­das: Gran Bretaña es ‘reacia a un pe­riodo tran­si­to­rio’ que evite el alu­ni­zaje duro. Y du­rante las ne­go­cia­cio­nes, ‘los fran­ceses pro­ba­ble­mente van a ser los más di­fí­ci­les’.

Las notas ma­nus­critas ha­blan de toda las po­si­bi­li­da­des, de ‘por qué no el mo­delo no­rue­go’, que no per­te­nece a la UE pero como si sí: Londres no puede aceptar lo que ha acep­tado Oslo, la libre cir­cu­la­ción y la ju­ris­dic­ción del Tribunal Europeo de Justicia. También se men­ciona la po­si­bi­lidad de un acuerdo como el ‘Canadá me­jo­ra­do’. Y otras pa­la­bras en­tre­cor­tadas que a estas al­turas se si­guen tra­tando de re­cons­truir en frases com­ple­tas, pese a que el Gobierno ha dicho que se tra­taba de ‘un do­cu­mento no ofi­cial’.

Todo esto ha ocu­rrido des­pués de la con­fe­sión de Theresa May en una en­tre­vista en Sunday Times que ‘no hay mucho tiempo para dormir con el Brexit’. Claro que ella ha sa­lido in­me­dia­ta­mente a decir lo que suelen decir los po­lí­ticos en estos ca­sos: las in­ter­pre­ta­ciones sobre su in­somnio son ‘muy exa­ge­ra­das’.


(*) Periodista