ATENAS.- El Gobierno griego teme que pueda producirse un nuevo aluvión de
refugiados si fracasa el acuerdo Unión Europea-Turquía y, aunque de
puertas afuera intenta mantener la sensación de que no hay señales de
cambio, está preparándose para lo peor.
El ministro de Migración, Yanis Muzalas, insiste en que el
aumento de llegadas desde el golpe fallido es mínimo, y que el arribo de
unas cien personas al día ni de lejos se puede comparar con las miles
de los primeros meses del año.
Las cifras no son dramáticas, pero sí lo suficientemente graves como
para haber causado un colapso en las islas de recepción, donde en estos
momentos hay más de 10.000 migrantes y refugiados en centros de acogida
que disponen de una capacidad máxima para 7.000.
Desde que a finales del año pasado se cerraran las fronteras, Grecia
siente que ha asumido prácticamente sola todo el peso de la migración,
con excepción de Italia y de Alemania que ha acogido a más de un millón
de personas.
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