VIENA.- El jefe del
Gobierno austríaco, Christian Kern, ha asegurado que está en contra -en
su formato actual- del Acuerdo Global Económico y Comercial Canadá-Unión
Europea (CETA) y que está dispuesto a iniciar una disputa dentro de la
UE para hacer valer su posición.
"Este va a ser el próximo conflicto que vamos a desencadenar dentro
de la UE", declaró Kern anoche en la televisión pública austríaca (ORF),
en una entrevista que recogen hoy los medios del país centroeuropeo.
Horas antes de las palabras de Kern, el ministro de Economía
austríaco, Reinhold Mitterlehner, ya había solicitado que se detuvieran
las negociaciones del tratado de comercio e inversiones entre EEUU y la
UE (TTIP) y que comenzasen de nuevo las conversaciones tras los comicios
de noviembre en Washington.
El socialdemócrata Kern aseguró que "un defecto fundamental" de ambos
tratados es que "bajo el disfraz del libre comercio se refuerza en
verdad el poder de las empresas globales en detrimento de la
participación democrática, de la política democrática".
El canciller austríaco dijo que se debían mejorar los "puntos
débiles" del CETA para que "siga siendo posible la participación
democrática en la conformación de nuestra economía".
Mientras que el TTIP está todavía en proceso de negociación el CETA
ha sido ya firmado aunque su entrada en vigor ha sufrido grandes
retrasos ante las suspicacias de grupos políticos y sociales tanto en
Canadá como en Europa.
En Austria tanto el CETA como el TTIP tienen un gran rechazo popular
por el temor de que pueda debilitar los estándares europeos de seguridad
alimentaria y que las empresas puedan recurrir políticas públicas si
éstas son perjudiciales para sus intereses.
El CETA fue negociado por el anterior Gobierno canadiense, del primer
ministro conservador Stephen Harper, que al menos en tres ocasiones
anunció la finalización del acuerdo.
Incluso en septiembre de 2014, Harper y los entonces presidentes del
Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión Europea (CE), José
Manuel Durao Barroso, celebraron una cumbre en Ottawa para sellar el
acuerdo.
Pero en enero de este año, la UE solicitó revisar el acuerdo para
revaluar el controvertido capítulo sobre protección de inversiones ante
el temor de que el Parlamento Europeo se negara a ratificar el pacto.
Y en julio, la CE propuso que el CETA sea un tratado "mixto", que
requerirá la ratificación de los Parlamentos de los Veintiocho además
del Consejo Europeo y la Eurocámara, en vez de procesar el acuerdo de
forma rápida sin la necesidad de requerir las aprobaciones nacionales.
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