WASHINGTON.- La economía española crecerá en 2017 un 2,3%,
lo que supone una sensible desaceleración respecto a la expansión del
3,2% estimada para 2016 por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que
mantiene así sus pronósticos más recientes sobre España, mientras ha
revisado dos décimas al alza su previsión de crecimiento para 2018,
hasta el 2,1%, frente al 1,9% calculado en octubre.
La institución corrobora así las previsiones de los técnicos del FMI que visitaron España durante el pasado mes de diciembre con el fin de elaborar el informe anual sobre la economía española, estancia tras la que estimaron una expansión del PIB del 3,2% en 2016 y del 2,3% en 2017, mejorando entonces en una décima respectivamente las proyecciones de octubre del Fondo para esos dos ejercicios.
De este modo, la actualización de enero del informe 'Perspectivas de la economía mundial', publicado por el FMI el pasado mes de octubre, confirma que España recuperará este año todo el PIB perdido durante la crisis económica, superando por primera vez en 2017 el volumen de la economía española en 2008.Las proyecciones del FMI quedan así ligeramente por debajo de las contempladas por el Gobierno en su último cuadro macroeconómico, donde el Ejecutivo maneja una previsión de crecimiento del 3,2% en 2016 y del 2,5% en 2017, que se modera al 2,4% en 2018.
La mejora de las previsiones para España de cara a 2017 y 2018 en comparación al informe de octubre se alinea con las mayores expectativas de crecimiento para el conjunto de las economías avanzadas, ya que el FMI también ha incrementado en una y dos décimas respectivamente los pronósticos de expansión en 2017 y 2018 para las economías desarrolladas, que suben al 1,9% este año y el 2% el siguiente.
No obstante, en su actualización de previsiones, el FMI subraya "la incertidumbre que rodea a la orientación de las políticas del Gobierno estadounidense entrante y sus ramificaciones internacionales", advirtiendo de que los supuestos sobre los que se basan los pronósticos seguramente serán más específicos para cuando se publique en abril la próxima edición del informe 'Perspectivas de la economía mundial'.
"Las perspectivas de las economías avanzadas han mejorado para 2017-18, gracias al fortalecimiento de la actividad durante el segundo semestre de 2016 y al estímulo fiscal previsto en Estados Unidos", añade el FMI, que advierte, sin embargo, de que a falta de conocer los detalles y orientación de las políticas bajo la dirección de Donald Trump, no será hasta la edición de abril del informe cuando habrá mayor claridad al respecto y sobre sus implicaciones para la economía mundial.
De hecho, durante la presentación de la actualización de previsiones del FMI, el economista jefe de la institución, Maurice Obstfeld, ha destacado el cambio apreciado durante la segunda mitad de 2016, con una mejor evolución de las economías de EEUU, China, Europa y Japón, aunque ha advertido de que "la incertidumbre ha aumentado" y existe una amplia dispersión de los riesgos para estas perspectivas en el corto plazo.
Refiriéndose a la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU, Obstfeld ha señalado la reapreciación del valor de los activos ante la expectativa de una política fiscal más expansiva y una mayor rapidez en la normalización de la política monetaria estadounidense.
Así, el economista jefe del FMI ha apuntado que, a pesar de haber revisado moderadamente al alza sus pronósticos para EEUU, siguen sin estar claros los detalles de la futura legislación fiscal, así como el grado de incremento del gasto público o el impacto sobre la actividad y la demanda agregada, así como sobre el dólar y el déficit.
"Existe, de este modo, un rango más amplio de lo habitual de riesgos al alza y a la baja para estas previsiones", ha subrayado Obstfeld al hacer referencia a si la evolución de la economía estadounidense permite a la Reserva Federal un ritmo más moderado de subida de tipos o si el banco central estadounidense se ve obligado a actuar con mayor rapidez para contener la inflación, lo que provocará la apreciación del dólar, un menor crecimiento real y un aumento de las presiones presupuestarias.
"Este último escenario, con mayores desequilibrios globales, intensifica el riesgo de medidas proteccionistas y represalias, lo que implicaría un ritmo más rápido de lo previsto del endurecimiento de las condiciones financieras globales", ha añadido.
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