BERLÍN.- El presidente turco Recep
Tayyip Erdogan cerró el sábado su visita de Estado a Alemania con la
inauguración de una gran mezquita en Colonia, marcada por
manifestaciones muy protegidas por la policía.
El devoto dirigente
turco inauguró la mezquita el sábado por la tarde con su esposa, uno de
los lugares de culto más grandes de Europa, financiada por la Unión
Turcoislámica para Asuntos Religiosos (Ditib), estrechamente vinculada
al poder turco.
Se trató de la última etapa de la visita de Estado del
presidente turco, que intenta dejar atrás dos años de tensión con
Alemania. Una visita cuyo balance fue "muy fructífero", luego de las
"recientes tensiones", dijo en un discurso en la mezquita.
El
viernes se entrevistó con Angela Merkel, antes de ser el invitado de un
banquete al que no asistió gran parte de la clase política alemana,
incluida la canciller. Los dos dirigentes volvieron a encontrarse la
mañana del sábado para desayunar, antes de que Erdogan pusiera rumbo a
Colonia.
En esta ciudad del oeste de Alemania, Erdogan pidió
nuevamente a Europa que luche contra los "terroristas" del Partido de
los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y los partidarios del opositor
Fethullah Gülen que no deberían según él "hallar ningún cobijo" en el
Continente.
Erdogan volvió a dar su apoyo al futbolista alemán de
origen turco, Mesut Özil, "marginado" por sus origenes.
El jugador dejó
el "Mannschaft" acusando a una parte de la federación de "racismo".
Estuvo en el corazón de una polémica al posar, en plena campaña
presidencial turca, con Erdogan.
Unos 2.000 opositores al
presidente turco, entre ellos numerosos kurdos, manifestaron en Colonia
contra Erdogan. El presidente turco "piensa que todo lo que es diferente
a su opinión es terrorismo. Estoy aquí para mostrar mi solidaridad" con
los opositores, dijo Cansu, un estudiante de 30 años venido
especialmente de Suiza.
Centenares de partidarios de Erdogan también se movilizaron.
"Los
otros países no lo apoyan, pero lo que hizo para su pueblo es
apreciado, sino no habría sido reelegido democráticamente", explicó
Yusuf Simsek, un informático turco de 42 años, que se quejó de no poder
acercarse a la mezquita.
Las autoridades de Colonia restringieron por razones de seguridad los accesos a la gran mezquita.
La
obra del edificio comenzó en 2009 y, a pesar de numerosas oposiciones y
controversias locales, los primeros fieles pudieron rezar en ella en
2017, antes de la inauguración oficial por Erdogan este sábado.
Con
sus minaretes de 55 metros de alto y una gran cúpula de 36 metros, el
edificio de hormigón y de cristal, que simboliza la apertura, según su
arquitecto, es una de las mezquitas más grandes de Europa, con una
superficie de 4.500 m2.
Situada en el barrio de Ehrenfeld, cerca de la torre de televisión de Colonia, puede acoger a miles de fieles.
Parte de los dirigentes políticos del estado occidental de Renania
del Norte-Westfalia no asistieron a la inauguración, entre ellos la
alcaldesa de Colonia, Henriette Recker, y el jefe del Gobierno regional.
Recker le reprocha a la Ditib la opacidad que gira en torno al
edificio, desde su construcción hasta su inauguración y su
funcionamiento.
Varios políticos locales consideran ese organismo como un brazo del
régimen de Erdogan, ya que gestiona 900 lugares de culto en Alemania con
imanes procedentes de Turquía. Y los detractores de la organización la
acusan de espiar a los opositores al presidente turco.
Quienes se oponen a la
mezquita, especialmente la extrema derecha, presentaron varios recursos
contra la construcción del edificio, ante el temor a una afluencia
masiva de musulmanes a la ciudad.
Con esta visita oficial,
Turquía, afectada por una grave crisis económica y enemistada con los
Estados Unidos de Donald Trump, intenta acercarse a Alemania, donde
viven tres millones de personas de origen turco.
Ankara aboga por estrechar la cooperación con Berlín para
darle un nuevo impulso a su economía, y el Gobierno alemán, al que
Erdogan acusó en 2017 de llevar a cabo "prácticas nazis", se muestra a
favor de la distensión, a pesar de las "profundas diferencias" que
subsisten, en palabras de Merkel.
Pero
este enfoque no convence a una parte de la formación de Merkel. La
visita de Estado interviene "muy pronto", los "malentendidos mutuos"
persisten, estimó el sábado el presidente del CDU de la comisión de
asuntos exteriores del Bundestag, Norbert Röttgen.