ROMA.- Paolo Gentiloni, encargado de formar un nuevo gobierno en
Italia, ha presentado este lunes su gabinete, formado en su mayoría por
ministros del ejecutivo del dimisionario Matteo Renzi, una apuesta por
la continuidad.
El nuevo gabinete ha recibido este mismo lunes su
investidura y entre el martes y miércoles el Gobierno deberá obtener el
voto de confianza del Parlamento, para de esta manera poder representar
legítimamente a Italia el jueves en el Consejo Europeo de Bruselas con
todos los líderes europeos.
Se trata de una de las crisis más cortas de la historia de
la República italiana, aunque nadie se atreve a estimar la duración del
Gobierno presidido por el ex canciller de Renzi.
El nuevo gobierno, que las diferentes fuerzas de oposición
califican como una "fotocopia" del de Matteo Renzi, ha nombrado como
ministro de Relaciones Exteriores, al ministro del Interior saliente,
Angelino Alfano, líder del Nuevo Centro Derecha.
Una designación que confirma la línea política de Italia
contra el cierre de fronteras en Europa a los refugiados que huyen de
guerra y conflictos.
Gentiloni, político moderado, abierto al diálogo y hombre leal, ha confirmado en la cartera de Economía a Pier Carlo Padoan.
El economista, que sonaba también para el cargo de primer
ministro, deberá capear uno de los problemas más delicados, el riesgo de
bancarrota por préstamos dudosos del tercer banco del país, Monte dei
Paschi di Siena, lo que podría desencadenar una crisis del sistema
bancario nacional.
Igualmente han sido confirmados Roberta Pinotti para la
Defensa, Giuliano Poletti en Trabajo, Dario Franceschini en Cultura,
Beatrice Lorenzini en Salud y a Andrea Orlando en Justicia.
Maria Elena Boschi, una de las responsables del fracaso del
referéndum constitucional, entre las personas más cercanas a Renzi, deja
su Ministerio para las Reformas y pasa a un cargo aún más estratégico:
la Subsecretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros.
Gentiloni ha creado además un ministerio nuevo, a cargo del
economista Claudio de Vincenti, para ocuparse de la Cohesión Territorial
y del llamado "Mezzogiorno", el sur de Italia, la región más olvidada
del país, cuyo voto de protesta fue decisivo para el fracaso del
referéndum.
El nuevo primer ministro, de 62 años, tiene entre sus
prioridades sacar una nueva ley electoral que cobije a la Cámara de
Diputados y al Senado y gobernar la urgente reconstrucción de los
pueblos destruidos por los terremotos de agosto y octubre, según
adelantó el domingo.
El hombre de la "continuidad", el gobierno "fotocopia", el
político "invisible", son algunas de la montaña de críticas lanzadas
desde la oposición contra Gentiloni, tildado de ser un hombre a las
órdenes de Renzi.
"El Gobierno, como se nota por su estructura, proseguirá en
la acción de innovación desarrollada hasta ahora por el gobierno guiado
por Matteo Renzi", ha explicado Gentiloni en una breve declaración.
Para los militantes antisistema del Movimiento 5 Estrellas
(M5E)y la derecha xenófoba de la Liga Norte, Gentiloni es simplemente
"una marioneta" de Renzi.
"Gentiloni es el avatar de Renzi", sostiene con términos más
modernos Luigi Di Maio, entre los líderes de M5E, actual vicepresidente
de la Cámara de Diputados, quien está convencido de que la designación
de Gentiloni forma parte de una maniobra de la casta política para
frenar una victoria de su formación, cuya popularidad sigue aumentando,
según los sondeos.
Por su parte la xenófoba Liga Norte no deja de acosar al
gobierno y convocó para el sábado una manifestación de protesta para
pedir elecciones anticipadas tras el resultado del referéndum del 4 de
diciembre, en la que una amplia mayoría de italianos rechazó el proyecto
de reforma constitucional promovida por Renzi.
El primer ministro saliente, cuya fuerte personalidad y
estilo de gobernar dividió al país y a su partido, el centroizquierdista
Partido Democrático, reiteró este lunes que está dispuesto a seguir en
la batalla política.
"Es evidente que en los próximos meses se tendrán que
celebrar elecciones", aseguró Renzi en una reunión del PD, partido del
que es también secretario general.
Una confirmación indirecta de que el gobierno presidido por
Gentiloni será transitorio y que la campaña electoral acaba de abrirse.
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