FRÁNCFORT.- “Somos testigos de un lobby, abierto y encubierto, que quiere abolir el dinero en efectivo”. Yves Mersch, miembro del directorio del Banco Central Europeo (BCE), ha lanzado un dardo contra quienes apuestan por el dinero de plástico. Hay países, como Dinamarca, que está fuera de la eurozona, que ya ha puesto una fecha límite a billetes y monedas: quiere que desaparezcan en 2030.
El BCE reivindica lo contrario: el dinero en efectivo tiene que existir, simplemente, porque a la gente le gusta usarlo. “Este lobby se
equivoca al no respetar la voluntad de la población, el efectivo sigue
siendo popular”, justificó este lunes el luxemburgués durante un
discurso en Tokio. “Los últimos estudios
del BCE señalan que el 80% de las transacciones en punto de venta son en
efectivo”, argumentó. “De hecho, la demanda de efectivo supera el
crecimiento nominal del Producto Interior Bruto [PIB de la eurozona]”.
Uno
de los argumentos de Dinamarca para decidir su eliminación fue la
seguridad de las transacciones. El representante del BCE, en cambio,
pone en valor la privacidad. “Existen razones de privacidad para
mantener el efectivo”, porque “proporciona al público en general acceso
directo al dinero del banco central. Para una institución independiente
como el BCE, mantener ese vínculo es importante, por lo que ponemos un
gran énfasis en garantizar la confianza de las personas”.
En este sentido, la idea de la institución con sede en Fráncfort
es reforzar la seguridad de los billetes actuales. El último que ha
cambio de imagen (y que cuenta con más medidas para evitar las
falsificaciones) es el de 50 euros. “El próximo año introduciremos
nuevas versiones más fuertes y seguras de los billetes de más valor”. No
los mencionó, pero los cambios tendrán que afectar, sobre todo, a los
de 100 y 200 euros porque el BCE ya anunció hace un año su intención de
retirar de la circulación, a partir del próximo año, los de 500 euros
por su habitual utilización en “actividades ilegales”, en palabras del
presidente de la institución Mario Draghi.
Yves Mersch cree que debe ser cada cliente el que elija y
que los bancos se lo tienen que poner fácil. “Dado el deseo
generalizado de emplear dinero en efectivo, los bancos deberían
facilitar a sus clientes, en lugar de dificultar, el uso del medio que
prefieran. El tiempo dirá cómo va evolucionar su uso, una vez se
introduzcan las nuevas formas de pago”, en referencia, por ejemplo, al
pago con móvil. “Las instituciones financieras tienen un papel
importante en facilitar y fomentar estos nuevos métodos” porque
“fomentan la lealtad” de los clientes a sus entidades.
Unas entidades, que según el BCE, tienen que caminar hacia más fusiones,
tanto domésticas, dentro de cada país; como transfronterizas”. Su
apuesta por la consolidación llega en el momento clave para el español Banco Popular. Está inmerso en la valoración de 40.000 activos,
de cuya tasación duda. Cuando sepa su valor decidirá si apuesta por una
ampliación de capital para cubrir sus necesidades de fondos o si pasa a
manos de otra entidad, española o internacional. Sin esa consolidación
global, según Yves Mersch, los bancos “tienen menores márgenes, mayores
riesgos en los préstamos concedidos y operan lejos de la frontera de la
eficiencia”.
El representante del BCE no puso nombre
ni a las entidades que deberían fusionarse, ni a los países donde
deberían llevarse a cabo esos procesos. Pero sí recalcó los beneficios
de esa integración. “Los bancos estarían expuestos a una serie de
riesgos más diversificados, serían menos vulnerables a las crisis
[financieras] individuales de cada país”.
“Para que
una unión monetaria funciones de forma eficaz, los ciudadanos deben
tener fe en el dinero en todas sus formas, no sólo en efectivo, sino
también en los depósitos bancarios de toda la región. También
necesitamos un enfoque prudente que garantice las mismas reglas de juego
y no hacer excepciones a las normas para proteger a los bancos zombies”, añadió. ¿A qué se refiere con esta expresión? A los bancos que se mantienen con vida sólo por razones políticas.
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