PERPINÁN.- Los
productores de melocotones y de albaricoques del sur de Francia están
viviendo una temporada difícil, con precios a la baja, una situación que
atribuyen a los grandes grupos de distribución y sobre todo a la
competencia española, que consideran desleal.
En
el departamento de Pyrénées-Orientales, fronterizo con España, una zona
donde históricamente se han cultivado frutas con hueso, la cosecha de
los arboricultores llegó un poco antes este año, lo que ha provocado una
competencia directa con la producción de los países del sur de Europa, y
en particular España.
"Llegamos
10 o 15 días antes y en España ya estaban en plena cosecha, al mismo
tiempo. El resultado son precios catastróficos", lamenta el productor
Fabien Jacquet mientras camina entre sus huertos, donde trabajan 30
temporeros franceses y españoles recogiendo fruta bajo un intenso sol.
Por
su parte, Laurent De Battisti, un productor de albaricoques de
Salses-le-Château, asegura que los grandes supermercados están comprando
mucho en España "y siguen aplicando precios españoles", incluso cuando
compran productos franceses, donde los costes de producción son mayores.
Según
sus cálculos, esta temporada venderán sus albaricoques a una media de
58 céntimos el kilo, mucho menos que los 90 céntimos el kilo que
necesita para poder sobrevivir.
"Con
lo que pagan por un kilo de albaricoques ¡no te puedes ni comprar una
baguete! ¡Y se necesitan dos kilos para tomarte un café, es espantoso!",
lamenta.
En
este departamento francés, donde se producen un tercio de los
melocotones y las nectarinas del país, los agricultores decidieron pasar
a la acción y el pasado 11 de julio descargaron dos toneladas de fruta
frente al consulado de España en la ciudad de Perpiñán, a modo de
protesta.
El
Gobierno español condenó la acción, que considera una "acto inaceptable
de presión". El Ministerio de Agricultura francés prometió una reunión
con los agricultores pero de momento no se ha celebrado.
Entre
el tráfico incesante de camiones y cajas, 110 temporeros trabajan en la
cooperativa Teraneo, en la localidad de Ille-sur-Têt, calibrando y
escogiendo melocotones. Todos cobran el salario mínimo francés, de unos
1.150 euros netos.
Según
Yves Aris, el responsable de la sección de melocotones y nectarinas de
la cooperativa, en Francia el coste de la mano de obra representa el 60%
del precio de producción. "Pagamos unos 14 euros la hora y los vecinos
[españoles], cuando pagan bien, pagan entre 7 y 8 euros", asegura.
Por
su parte Cédric Sabaté, que gestiona 60 hectáreas de melocotoneros
cerca de Thuir, acusa a los españoles de vender por debajo del precio de
coste.
"Esta
bien tener un moneda única pero habría que armonizar las cargas para
competir con las mismas armas", dice, explicando que "los productos
franceses tienen un coste [de producción] que no se puede reducir".
En
2014 y en 2009 los productores de la zona ya protestaron por razones
similares. Uno de ellos, Hervé Cribeillet, cansado del problema, decidió
hace siete años pasarse a la producción ecológica.
Los
primeros tres años fueron "difíciles" pero ahora ve futuro en su
producción, con un mercado prometedor este año y con precios de venta
cercanos a los 2,50 euros el kilo.
"Para
los que compran bío lo importante es la proximidad, no tiene que ser
algo que venga de la otra punta del planeta. Habría que conseguir
implantar esta idea en la producción convencional, para que los
productores tengan su lugar", asegura.
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