BRUSELAS.- El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker,
recordó hoy que presentará en marzo próximo un "libro blanco" con su
visión sobre el futuro de la UE, con motivo del 60 aniversario del
Tratado de Roma, pero abogó por atajar ya la crisis europea con las
medidas decididas en los últimos meses.
En la conferencia del
vigésimo aniversario del centro de estudios European Policy Center
Juncker dijo que también impulsará la reforma de la Unión Económica y
Monetaria y tendrá en cuenta los desafíos políticos y democráticos a los
que la Unión Europea a 27 se enfrenta.
"Hemos entrado en un
periodo de profundos cambios, de perturbaciones que han sacudido nuestro
mundo. Para algunos, esas perturbaciones representan una oportunidad,
para otros, incertidumbre", señaló.
El presidente de la Comisión pidió paciencia, dado que la Historia, dijo, "nos enseña que tenemos que ser pacientes".
"Incluso durante la Revolución Industrial se necesitaron muchos años para que el estándar de vida empezara a mejorar", dijo.
La
UE tiene resiliencia, pero esa "virtud no es suficiente y nuestra
ambición como Unión no debe ser simplemente adaptarnos al mundo, sino
moldearlo", señaló.
Para ello, sostuvo, la UE deberá tener en
cuenta las lecciones de las dos crisis más grandes de los últimos
tiempos: la del euro y la de los refugiados.
"Los paralelismos
entre ambas crisis son claros. En ambos casos la crisis reveló que
nuestra integración era incompleta", admitió.
En el caso de la
crisis económica y financiera, la eurozona disponía de reglas fiscales,
pero no de la gobernanza para reaccionar a las turbulencias y prevenir
una crisis de tal magnitud.
Tampoco disponía la eurozona de
instrumentos que permitieran ofrecer solidaridad, como la Unión Bancaria
o los fondos de rescate.
En el caso de la crisis de los
refugiados, afirmó, hubo "graves limitaciones desde el comienzo", debido
al "mundo de la política intergubernamental en el que los ministros
salvaguardaban su territorio" de actuación.
"Teníamos reglas
europeas para las fronteras externas, estándares comunes para la
política de asilo, pero la mayor parte del proceso estaba en manos de
normas nacionales", apuntó.
Para Juncker, la UE "no puede dejar
proyectos importantes a medio hacer solo porque aparece otro problema",
ni tampoco responder a amenazas sistémicas con soluciones de última
hora.
"Cuando la situación exige medidas audaces, debemos tomarlas
y adoptarlas en el momento adecuado. No podemos esperar hasta que la
próxima crisis haga el trabajo por nosotros", indicó.
Admitió que
la solidaridad no puede ser impuesta al proyecto europeo, pero opinó que
los países miembros deben entender que no se trata solamente de una
cuestión moral, sino de la capacidad de la UE de funcionar en un mundo
interconectado.
Para hacer frente a las crisis de la UE, reiteró
Juncker, los países miembros deben "implementar lo que ya han decidido
hacer", algo que rige para la pasada cumbre a 27 de Bratislava, que
aunque podía haber sido "más ambiciosa", debe servir para aplicar
"exactamente la hoja de ruta adoptada".
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