Los turistas
que toman el sol tumbados en el suelo, o sentados en terrazas
abarrotadas, en la esplendida Piazza del Campo de Siena, viven ajenos al
temblor financiero que sacude el vecino palacio Salimbeni, sede del
Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo del mundo. Fundado en
1472, como monte de piedad por la República de Siena, ha mantenido desde
entonces su actividad ininterrumpida y es el tercer banco más
importante de Italia. Pero, ahora, tiene el triste primer ranking de
morosidad de toda la Unión Europea – un 140 % sobre sus recursos propios
– y precisa una inyección multimillonaria de dinero público, a riesgo
de quebrar. Y, el problema, es que no es el único.
La
situación de la banca italiana es muy grave e inquieta a las
instancias comunitarias y, en particular, al Banco Central
Europeo. Porque si estalla la crisis financiera en Italia puede tener
consecuencias imprevisibles para toda la Unión Europea, si no
hay una recapitalización pública y una drástica reducción de
la deuda bancaria italiana. Por su parte el FMI, en su último Global
Financial Stability Report, recomienda “una receta de una
simplicidad desarmante: verificar la salud del sistema de
crédito y recapitalizar los bancos más débiles”, escribe el
diario la Repubblica.
¿Cómo hacerlo en un contexto macro
económico poco halagüeño, con dificultades para cumplir el
déficit público impuesto por la Comisión Europea, crecimiento
económico del PIB del 0,8 % – ante el 1,7 % de la media UE –, déficit
público del 132 %, prima de riesgo del 137 % y enfriamiento de la
exportación?
A esos retos que se enfrenta Italia, el gobierno
que preside Mateo Renzi suma otro de carácter político que está
dividiendo a los italianos. Es la convocatoria de un
referéndum, previsto para el día 3 de diciembre. Renzi y su
partido proponen una reforma constitucional que reduciría el
Senado a sólo 100 miembros, de los 315 actuales. Pero, sobre todo,
acabaría con el denominado sistema bicameral “perfecto” que
concede el mismo poder legislativo tanto a la Cámara de Diputados,
como al Senado. Hecho que dificulta la aprobación de muchas leyes y
reformas.
El riesgo para Mateo Renzi es que si vence el “no” es
muy probable que deba convocar elecciones anticipadas. Hecho que
podría dar alas al partido populista Movimiento 5 Estrellas,
liderado por el cómico Beppe Grillo, muy crítico con la Unión
Europea y el euro. O sea que la UE podría enfrentarse a un nuevo
Brexit mediterráneo, un Italexit, de consecuencias
imprevisibles.
Por fortuna, al menos para los visitantes,
en los restaurantes y heladerías de la Piazza del Campo – donde
cada año disputan la célebre carrera de caballos del Palio, en su
ruedo en forma de concha – las delicias gastronómicas continúan a
la altura, incluidos los vinos toscanos de la región. Y, junto a la
propina, siempre hay una hucha, como en casi todos los
establecimientos públicos italianos, donde depositar unas
monedas para la reconstrucción de los afectados por el último
terremoto en Amatrice y otros pueblos de la provincia de Perugia, el
pasado mes de agosto, cuando aún no han podido reconstruir el
ocurrido en L´Aquila, en abril de 2009. Aunque temblores, por
fortuna sin víctimas mortales, en Italia los hay de todo orden,
incluidos los financieros y políticos.
(*) Periodista
https://www.capitalmadrid.com/2016/10/12/43916/temblores-financieros-en-italia.html
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