martes, 29 de noviembre de 2016

No es que Theresa May no pueda dormir por el Brexit, es que delira / A.R. Mendizabal *

La guerra de nervios entre Bruselas y Londres, entre la Unión Europea y el Reino Unido, acaba de librar una nueva. Una batalla surrealista y hasta patética batalla en las últimas horas. Por la mañana, el presidente del BCE Mario Draghi pidió al Gobierno de la primera ministra Theresa May que revelara de una vez sus planes respecto a cómo abordar el Brexit. Nobleza obliga, por la tarde se produjo un extraño suceso que pareció fortuito en principio pero que era toda una respuesta.

Draghi tam­bién había de­jado claro que en caso de un ‘Brexit du­ro’, el Reino Unido su­friría mucho más que la UE. Lo dicen todos los días los em­pre­sa­rios bri­tá­ni­cos, los think tanks, los ex­pertos y no pocos po­lí­ticos a uno y otro lado del Canal de la Mancha. Pues bien, lo que ocu­rrió por la tarde tam­bién dio cum­plida res­puesta a esa ame­na­zante pre­vi­sión.

¿Qué es lo que pasó? Que una fun­cio­naria lla­mada Julia Dockerill, jefa de Gabinete del par­la­men­tario con­ser­vador Mark Field, perdió los pa­pe­les. No li­te­ral­mente, pero sí en cuanto al se­creto y con­fi­den­cia­lidad que se su­pone me­recen los do­cu­mentos de­li­ca­dos. Acababa de salir del nú­mero 9 de la calle Downing Street, donde se había ce­le­brado una reunión en el lla­mado Departamento para la Salida de la Unión Europea, bajo la di­rec­ción del mi­nistro nom­brado al efecto, David Davis.

Después de esa reunión iba a ce­le­brarse otra en el nú­mero 10 de la misma ca­lle, una de las di­rec­ciones más fa­mosas del mundo como re­si­dencia de la pri­mera mi­nistra bri­tá­nica. Sólo había que cru­zar. Y Dockerill lo hizo como suelen hacer los asis­tentes de los po­lí­ti­cos, con un montón de pa­pales en la mano. Pasó ante los pe­rio­distas que están allí siempre a ver qué pes­can.

Y allí es­taba, entre esos pe­rio­dis­tas, fo­tó­grafos y cá­maras de TV, Steve Back. En un pro­digio de apro­ve­cha­miento al uti­lizar una de las ma­ra­vi­llas de la tec­no­logía con mu­chos pí­xeles para que la ni­tidez fuera má­xima, Back en­focó el ob­je­tivo a esos pa­peles y aplicó el zoom. ¡Oh ca­sua­li­dad!, el do­cu­mento ex­te­rior, per­fec­ta­mente vi­si­ble, era un cua­derno abierto, ta­maño DIN-A4. Estaba es­crito a mano. Y se podía leer todo, ex­cepto lo que ta­paba el an­te­brazo y la mano de Julia Dockerill.

Toda la prensa bri­tá­nica ha ama­ne­cido este martes con las fotos de Steve Back, de la agencia Barcroft Images, per­te­ne­ciente al Grupo me­diá­tico del mismo nom­bre. La frase que más ha lla­mado la aten­ción en todos los me­dios y que pre­sun­ta­mente re­sume el plan ver­da­dero de Theresa May es la si­guiente: ‘¿What’s the mo­del? Have your cake and eat it’.

La tra­duc­ción li­teral de este re­frán in­glés, pero mo­di­fi­cado, no da mucha luz, porque tener el pastel y co­merlo puede pa­recer una ob­vie­dad. La idea bá­sica en­tronca con otros re­franes y pro­ver­bios es­paño­les, como ‘querer el oro y el mo­ro’, ‘no se puede estar en misa y re­pi­can­do’, ‘no se puede dormir y guardar la era’ y otros. En efecto, el mo­dismo in­glés es ne­ga­tivo (no se puede comer el pastel y te­nerlo al mismo tiem­po), porque no se puede hacer una cosa y la con­tra­ria.

Pero al po­nerlo en po­si­tivo, el autor del papel que fo­to­grafió Steve Back quiso ex­presar la am­bi­ción del Gobierno de May: el ob­je­tivo de las ne­go­cia­ciones del Brexit es con­se­guir todo lo po­sible y ceder lo mí­nimo ne­ce­sa­rio. Dicho de otro modo, como des­taca la prensa, Londres quiere que­darse en el mer­cado único pero sin aceptar de nin­guna ma­nera la libre cir­cu­la­ción de tra­ba­ja­do­res. Es la pos­tura ma­xi­ma­lista del mi­nistro de Esteriores, Boris Johnson.

Es de­cir, que ya sea por ac­ci­dente o por un tru­qui­llo, se ha trans­mi­tido la idea de que Londres va al en­con­tro­nazo, va a por to­das. Así ti­tula a todo meter The Daily Telegraph: ‘Un me­mo­rándum sobre el Brexit su­giere que Reino Unido lo quiere to­do’. Y The Times: ‘Los mi­nis­tros son rea­cios al com­pro­miso, su­giere un me­mo­rán­dum’.

También The Guardian: ‘¿Es este el plan con­ser­vador para el Brexit? Es im­pro­bable que el Reino Unido per­ma­nezca en el mer­cado único, dice la nota de la asis­tente; fo­to­gra­fiado un do­cu­mento en manos de una fun­cio­naria en las afueras del 10 de Downing Street’. Y The Independent: ’Un me­mo­rándum se­creto sobre el Brexit re­vela los ob­je­ti­vos’. Y Financial Times: ’Un me­mo­rándum ofrece una pa­no­rá­mica de cómo se piensa sobre el Brexit en la tras­tien­da’.

¿De ver­dad? Algunos como el Daily Mail, lo ponen en duda, aunque con todo tipo de cui­dado para no pi­llarse los de­dos: ‘¡Jopé! ¿Ha de­jado una ayu­dante de un miembro del Parlamento que se di­vul­guen los se­cretos del Brexit?’. The Guardian va un poco más lejos al re­cordar que como se ha pu­bli­cado, justo de­trás de la puerta del Departamento para la Salida de la Unión Europea hay pe­gada una ad­ver­ten­cia, para que la vean todos los que vayan a sa­lir. Esa ad­ver­tencia reza así: ‘¡Alto! Están sus do­cu­mento a la vis­ta?’. Con esa ad­ver­ten­cia, ¿es po­sible que Julia Dockerill fuera tan ol­vi­da­diza?

Aunque las frases y las ideas son frag­men­ta­rias, los me­dios han co­piado todo lo que se ve y lo que se puede leer. Algunas ideas son cor­tas, pre­ci­sas, ro­tun­das. Otras per­miten com­ple­tarse por su sen­tido. Y al­gunas otras quedan en el aire. Pero el men­saje no deja lugar a du­das: Gran Bretaña es ‘reacia a un pe­riodo tran­si­to­rio’ que evite el alu­ni­zaje duro. Y du­rante las ne­go­cia­cio­nes, ‘los fran­ceses pro­ba­ble­mente van a ser los más di­fí­ci­les’.

Las notas ma­nus­critas ha­blan de toda las po­si­bi­li­da­des, de ‘por qué no el mo­delo no­rue­go’, que no per­te­nece a la UE pero como si sí: Londres no puede aceptar lo que ha acep­tado Oslo, la libre cir­cu­la­ción y la ju­ris­dic­ción del Tribunal Europeo de Justicia. También se men­ciona la po­si­bi­lidad de un acuerdo como el ‘Canadá me­jo­ra­do’. Y otras pa­la­bras en­tre­cor­tadas que a estas al­turas se si­guen tra­tando de re­cons­truir en frases com­ple­tas, pese a que el Gobierno ha dicho que se tra­taba de ‘un do­cu­mento no ofi­cial’.

Todo esto ha ocu­rrido des­pués de la con­fe­sión de Theresa May en una en­tre­vista en Sunday Times que ‘no hay mucho tiempo para dormir con el Brexit’. Claro que ella ha sa­lido in­me­dia­ta­mente a decir lo que suelen decir los po­lí­ticos en estos ca­sos: las in­ter­pre­ta­ciones sobre su in­somnio son ‘muy exa­ge­ra­das’.


(*) Periodista


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