El idealismo y la solidaridad
también existen. Desde que nació “médicos sin fronteras” (Médecins Sans
Frontières) en 1971 a impulso de Bernard Kouchner y Jacques Mabit,
organización internacional que en 1999 recibiría el premio Nobel de la
paz y en 1991 el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, han ido
surgiendo, siguiendo en la estela de esta organización, otras
organizaciones similares y no menos meritorias, aunque no tengan el
alcance de la primera: Arquitectos sin fronteras, Veterinarios sin
fronteras, Educación sin fronteras, Reporteros sin fronteras, Payasos
sin fronteras… y un sinfín de organizaciones humanitarias no
gubernamentales.
En
un mundo lleno de muros, trabas, guerras y fronteras, y no sólo
físicas sino sobre todo ideológicas, religiosas, militares, económicas y
raciales, tenemos que quitarnos el sombrero y rendir homenaje a todo
ese ejército de soldados sin armas que están luchando por aliviar los
problemas de nuestra sociedad, unos directamente en el campo de
batalla, y otros en retaguardia (los miles de jóvenes voluntarios que
vemos en nuestras ciudades). Al lado de tanta xenofobia, revestida de
interés y espíritu nacional –una gran América, una gran España, Europa
para los europeos- tenemos que reconocer que no todo está perdido en
Europa.
Sin embargo, hay una organización internacional que se echa de menos: “Políticos sin fronteras”. Pero ¿es bueno que no exista dicha organización? Por un lado, si existiera la organización “Políticos sin fronteras”, probablemente no serían necesarias otras muchas organizaciones que llevan este nombre, o no serían tan vitalmente necesarias, pero, por otro, “Políticos sin fronteras” probablemente contaminaría a las demás organizaciones y las desprestigiaría. Por tanto, dada la calidad humana y social de los políticos actuales, es mejor que de momento no surja la organización de “políticos sin fronteras”. Es más, es imposible que nazca dicha organización. ¿Dónde está el espíritu de solidaridad y de sacrificio de los políticos? ¿Dónde está la apertura de espíritu de los políticos? ¿Dónde su altruismo? ¿En qué se parece un partido político con “Médicos sin fronteras”, por ejemplo?
Y sin embargo, dentro de la UE, se ha dado y se da actualmente la gran oportunidad desaprovechada de unos políticos sin fronteras, de unos políticos que defendieran los intereses de todos los ciudadanos europeos, cualquiera que sea el país donde vivan. El Parlamento Europeo, que debería ser la cámara de los representantes de todos los ciudadanos europeos, no ha pasado de ser la cámara de los representantes de sus propios países o de sus propias regiones.
Sin embargo, hay una organización internacional que se echa de menos: “Políticos sin fronteras”. Pero ¿es bueno que no exista dicha organización? Por un lado, si existiera la organización “Políticos sin fronteras”, probablemente no serían necesarias otras muchas organizaciones que llevan este nombre, o no serían tan vitalmente necesarias, pero, por otro, “Políticos sin fronteras” probablemente contaminaría a las demás organizaciones y las desprestigiaría. Por tanto, dada la calidad humana y social de los políticos actuales, es mejor que de momento no surja la organización de “políticos sin fronteras”. Es más, es imposible que nazca dicha organización. ¿Dónde está el espíritu de solidaridad y de sacrificio de los políticos? ¿Dónde está la apertura de espíritu de los políticos? ¿Dónde su altruismo? ¿En qué se parece un partido político con “Médicos sin fronteras”, por ejemplo?
Y sin embargo, dentro de la UE, se ha dado y se da actualmente la gran oportunidad desaprovechada de unos políticos sin fronteras, de unos políticos que defendieran los intereses de todos los ciudadanos europeos, cualquiera que sea el país donde vivan. El Parlamento Europeo, que debería ser la cámara de los representantes de todos los ciudadanos europeos, no ha pasado de ser la cámara de los representantes de sus propios países o de sus propias regiones.
Hace
ya más de 15 años que el Parlamento Europeo aprobó la posibilidad de
unos partidos transeuropeos, que podrían presentarse a las elecciones en
todos los países de la UE y ser elegidos por los ciudadanos de
cualquier país, pero el Consejo de Ministros de la UE la rechazó, y el
Parlamento Europeo calló, en lugar de haber demandado al Consejo ante el
Tribunal de Luxemburgo. Calló porque los europarlamentarios no se
atreven a enfrentarse a sus jefes de partido, que son los que
constituyen o pueden constituir el Consejo de Ministros. Calló, porque
unos partidos transeuropeos no estarían bajo el control de los partidos
nacionales.
Tenemos ciudadanos sin fronteras, mercancías sin fronteras y, sobre todo, problemas sin fronteras, pero no tenemos políticos sin fronteras, porque nuestros políticos actuales están encerrados dentro de las fronteras de su propio egoísmo y de la esclavitud que les impone su propio partido. Sin embargo, para resolver los grandes problemas que afectan a todo el mundo, son necesarios políticos sin fronteras.
Tenemos ciudadanos sin fronteras, mercancías sin fronteras y, sobre todo, problemas sin fronteras, pero no tenemos políticos sin fronteras, porque nuestros políticos actuales están encerrados dentro de las fronteras de su propio egoísmo y de la esclavitud que les impone su propio partido. Sin embargo, para resolver los grandes problemas que afectan a todo el mundo, son necesarios políticos sin fronteras.
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