TÚNEZ.- Túnez
recibe mañana a empresarios y políticos de más de cuarenta países en un
intento por atraer miles de millones de euros en inversión extranjera
que permitan salvar la única transición que sigue viva de las ahora
marchitas "primaveras árabes".
En el palco de honor se situarán el emir de Qatar, Sheij
Tamim bin Hamad al Thani, y el primer ministro francés, Manuel Valls,
dirigentes de dos de los países que más interés han mostrado en alentar
la inversión en este pequeño país mediterráneo.
"Tenemos la obligación de resucitar la esperanza en nuestros
jóvenes", subrayó en rueda de prensa el primer ministro tunecino, Yusef
Chahid, elegido el pasado mes de agosto por el Parlamento con el
mandato de relanzar la maltrecha economía local.
Víctima de la inflación, el paro y la corrupción -endémica
en el país desde tiempos de la dictadura-, la economía tunecina afronta
una aguda parálisis que amenaza con hacer descarrilar su exitoso proceso
de transición política.
Una situación que empeoró en 2015 a causa de los tres
cruentos atentados yihadistas que sufrió el país y que afectaron de
lleno a la industria del turismo, uno de los pilares de un sistema
económico y judicial necesitado de profundas reformas estructurales.
Ante esta situación, el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial concedieron este año a Túnez un préstamo de 2.200 millones
de euros a cambio de unas reformas que exigen austeridad, recortes y
despidos en la Administración pública.
Exigencias que se han topado con una fuerte oposición de
sindicatos y otros agentes sociales, que han convocado una huelga
general para el próximo 8 de diciembre.
En este ambiente de crisis y fractura social, Túnez pretende
que empresarios y gobiernos de todo el mundo se impliquen en proyectos
de desarrollo por valor de 30.000 millones de dólares y recuperen la
confianza en un país que en apenas cinco años ha visto salir a más de
500 compañías extranjeras.
Uno de los principales socios en volver ha sido Baréin, país
que este domingo relanzó un ambicioso proyecto inmobiliario en el
extrarradio de la capital abandonado tras estallar la revolución en 2011
y que según el primer ministro tunecino supondrá una inversión de 3.000
millones de dólares y dará empleo a un millar de personas.
"El principal objetivo de Túnez 2020 es presentar a la
comunidad internacional el "Plan de Desarrollo Nacional 2016-2020" y
movilizar los fondos necesarios para el desarrollo de los grandes
proyectos, en especial de infraestructuras, por medio de un partenariado
público y privado", explican los organizadores.
La conferencia será inaugurada el martes por el jeque de
Qatar y el presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, quien insistirá en
que "el relanzamiento de la economía es un imperativo necesario para la
consagración del proceso democrático".
En los paneles posteriores, se buscarán proyectos conjuntos
en sectores como el textil, la salud, la industria farmacéutica, la
electricidad, las energías renovables, la agricultura y las actividades
portuarias.
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