CIUDAD DEL VATICANO.- La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha dicho que la Unión Europea (UE) afronta una encrucijada entre acoger a refugiados o “nuevas formas de fascismo”, durante una conferencia de alcaldes europeos
celebrada en el Vaticano y cuyo tema central es la crisis de los
refugiados.
La cumbre, que se prolongará hasta este sábado, lleva por
título “Europa: Los refugiados son nuestros hermanos y hermanas”, y
cuenta con la participación de alcaldes de ciudades europeas, entre
ellas las españolas Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga o Zaragoza.
“Europa ahora mismo se encuentra ante una encrucijada. O acogemos a
las personas solicitantes de refugio, o acogemos el racismo, nuevas
formas de fascismos que amenazan la misma idea de Europa”, ha
señalado durante su alocución.
“Es lo uno o lo otro. Está en juego la preservación de nuestro legado
civilizador, el proyecto de una UE como antídoto a los totalitarismos.
Europa nació para decir ‘nunca más al horror de la guerra, de la
violencia y de la deshumanización’”, ha añadido.
En su opinión, es ahora cuando el continente “debe ser coherente con esos principios”
porque de lo contrario, advirtió, “estaremos perdidos”. Colau dijo que
Europa “no puede permitirse” partidos políticos como la xenófoba Liga
Norte italiana o el ultraderechista Frente Nacional francés.
La regidora barcelonesa aseguró no reconocer las políticas europeas pero, al mismo tiempo, confesó que “no basta con indignarse sino que hay que dar respuestas y pasar a la acción”. En
ese sentido, defendió que Barcelona quiere “ayudar a los Estados para
que cumplan con sus compromisos de reubicación de refugiados”.
“No es justo que haya ciudades saturadas y otras como Madrid y Barcelona que hemos dicho que podemos ayudar y acoger más y que si recogemos a estas personas no serán una carga para nadie”, ha dicho.
En esa línea, ha criticado duramente a los estados europeos que, en
su opinión, movidos por “su afán por blindarse, han renunciado a la
obligación de la asistencia” y han sucumbido ante lo que tachó de “fría
insolidaridad y desprecio ante la vida, el sufrimiento y la muerte”.
Por ello llamó a impulsar “una nueva gobernanza que sitúe en el centro a las ciudades”
y no a los Estados, y realizó tres demandas “muy básicas e inmediatas”
para atajar la cuestión de los refugiados.
En primer lugar pidió
impulsar “vías seguras para que la gente no muera intentando llegar a nuestro territorio”, como sucede cuando los inmigrantes se aventuran a una peligrosa travesía marítima para tratar de alcanzar suelo europeo.
Además, instó a los Estados a destinar “más recursos a las ciudades”, ya que actualmente realizan un esfuerzo por invertir de sus propias arcas en la acogida de inmigrantes.
Por último, pidió que las ciudades tengan la capacidad de otorgar permisos para que los inmigrantes “puedan ser tratados como ciudadanos, puedan trabajar, pagar impuestos y se les pueda exigir como al resto de ciudadanos”.
“Barcelona quiere y debe ser ciudad refugio, no quiere ser egoísta, cerrada, ciudad del miedo y de la desconfianza. Esta no es una crisis de refugiados sino de valores, de Europa. Y somos nosotros quienes debemos estar a la altura”, concluyó.
Carmena pide facilitar el empadronamiento
En la misma cumbre, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, abogó por “facilitar” el empadronamiento de inmigrantes e impedir así lo que calificó de su “muerte legal“.
En un discurso titulado ‘La desventurada regulación legal de los
inmigrantes’, la regidora madrileña denunció que toda la normativa
europea que afecta a los inmigrantes y refugiados “es un auténtico desastre”.
En su opinión, lejos de basarse en “la buena política”, entendida
como el principio ilustrado que mira hacia la “felicidad pública”, las leyes en materia de inmigración “causan pesar, dolor, inconvenientes y gastos inútiles y absurdos”.
Por ello, la regidora aseveró que “el poder local quiere aportar lo
máximo que pueda” y que, para ello, cuenta con “muchas posibilidades”
como “el derecho histórico del empadronamiento”.
“Los poderes locales estamos dando un paso adelante buscando
estructuras de facilitar y ensanchar el empadronamiento y que haga
posible acabar con algo tremendo a lo que lleva esa incapacidad, a la
muerte civil de infinidad de personas”, denunció. Y agregó: “Nosotros
sabemos que hay una muerte legal por algo que es simplemente ser ‘sin
papeles’”.
Carmena dijo que Madrid está desarrollando proyectos para “resucitar a estos muertos legales”,
los inmigrantes, y puso como ejemplo las tarjetas de regularización y
reconocimiento de inmigrantes puestas en marcha en otras ciudades como
Nueva York.
Pero advirtió que los ayuntamientos y entes locales, cuando tratan de
regular la situación que viven los inmigrantes, siempre tropiezan con “el escollo” de la regulación estatal.
Carmena llamó entonces a “empoderar al poder local” para que este
permita a los inmigrantes “tener una vida completa, una familia y un
trabajo con ingresos”.
Para ello, entre otras cosas, propuso como “absolutamente imprescindible” el establecimiento de conexiones entre todos los alcaldes que quieran terminar de consolidar esta realidad” y “hacer posible que puedan venir refugiados”.
Esta no debe ser “una red teórica” sino una colaboración concreta,
con nombres, apellidos, un número de teléfono y un correo electrónico
que genere “un tráfico internacional que haga un poquito posible esa
necesidad de cumplir esos principios de humanidad”.
Por otro lado Carmena denunció la situación que se vive en el Mediterráneo, un mar al que tildó de “cementerio azul” y al que, según confesó, cada vez le resulta “más difícil mirar”, ya que en sus aguas mueren miles de inmigrantes cada año.
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