PARÍS.- La entrada en vigor de la "desconexión digital", el derecho
de los trabajadores a dejar de responder a mensajes cuando termina su
jornada laboral, convirtió a Francia país pionero, pero todavía quedan
incógnitas sobre como se aplicará la nueva ley.
Cerca del 62% de trabajadores activos en Francia pedían una
ley sobre la cuestión, según un estudio publicado en octubre por la
consultora Eleas,
que también revela que un 37% de ellos utiliza sus aparatos
profesionales (teléfonos, tabletas, etc) fuera de los horarios de
trabajo. Y según el sindicato Ugict-CGT, tres de cada diez cargos de responsabilidad en las empresas están permanentemente conectados.
Desde el 1 de enero la nueva ley obliga a las compañías con
más de 50 empleados a abrir negociaciones sobre el derecho a la
desconexión, es decir al derecho a no responder a los correos electrónicos o a los mensajes profesionales fuera del horario de trabajo.
Sin embargo el texto no obliga a llegar a un acuerdo ni tampoco fija
ningún plazo para las negociaciones. Por eso las empresas podrían
limitarse a redactar una guía orientativa, sin la participación de los
trabajadores. En teoría todos los trabajadores pueden reclamar su
derecho a la desconexión pero deberán hacerlo ante un tribunal laboral,
aportando pruebas de que su tiempo de reposo es insuficiente.
"El reposo conectado es igual que un turno", afirma el profesor de derecho Emmanuel Dockes,
que recuerda que antes de la ley los trabajadores ya podían reclamar su
derecho a desconectar. Además, tampoco está claro cómo se podrá aplicar
la ley a los que trabajan en el extranjero o en zonas horarias
distintas.
Según Sylvain Niel,
un abogado laboralista del gabinete Fidal, la cuestión de fondo es "la
de la carga laboral y la del tiempo real de trabajo" porque en la era
digital es posible trabajar en cualquier lugar y a cualquier hora del
día o de la noche. Según el sindicato CGT, que está preparando una guía
práctica sobre el tema, "se hace difícil contabilizar las horas de
trabajo". Por eso, según Niel, la desconexión y el tiempo de trabajo son
cuestiones que hay tratar juntas para que los trabajadores no se vean
obligados a hacer las mismas tareas pero con menos tiempo. Jean-Luc Molins, del sindicato Ugict-CGT, asegura que "todo el mundo no tiene la misma capacidad de desconectarse" y que en un contexto de paro elevado "las empresas tienden a favorecer la disponibilidad inmediata" de los trabajadores.
Por su parte, la patronal CGPME,
que agrupa a pequeñas y medianas empresas, considera la nueva ley como
"una nueva obligación" que agravará las tensiones y "judicializará" las
relaciones sociales en las empresas.
Hasta ahora son muy pocas las compañías que han tratado el problema de la desconexión, como la aseguradora Axa,
que en 2012 creó una guía de buenas prácticas incitando a sus
dirigentes a tener horarios de trabajo "razonables" y "a no ceder a la
urgencia", aunque no impuso ninguna obligación. En 2015 los servicios de correos franceses también llegaron a un acuerdo que estipula que sólo "la gravedad, la urgencia o la importancia excepcional pueden justificar el uso de los sistemas de mensajería profesional por la noche o fuera de los días de trabajo".
A finales de 2016 el grupo Michelin también incluyó el derecho a la desconexión en un acuerdo que incluye un sistema de alerta cuando un empleado se conecta más de cinco veces desde fuera de su trabajo. También Syntec,
una federación que reúne a sindicatos profesionales del sector
tecnológico, tuvo que instaurar desde 2014, obligado en parte por los
juzgados, una "obligación de desconexión" aunque cada empresa puede
aplicarla a su manera.
Según los sindicatos CFE-CGC y la Ugict-CGT, menos del 1 %
de las empresas francesas utilizan sistemas restrictivos como la
desconexión automática o la destrucción de los correos electrónicos
durante las ausencias, como sí hacen compañías alemanas como Volkswagen, Daimler Benz o BMW.
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