ATENAS.- Grecia inicia 2017 con una avalancha
de nuevos impuestos, con los que el Gobierno de Alexis Tsipras intenta
cuadrar sus previsiones presupuestarias para alcanzar así los objetivos
fijados en el tercer rescate, todo ello sin saber aún cuándo podrá
cobrar el próximo tramo de la ayuda.
Se tata de
medidas que van desde la reducción del ingreso mínimo exento de
impuestos, pasando por el aumento de los tipos del IRPF, hasta el
incremento de una serie de impuestos indirectos, y la creación de
nuevos.
Con esta serie de incrementos de impuestos directos e
indirectos, el Estado espera recaudar 2.447 millones de euros
adicionales y el Gobierno espera alcanzar en 2017 un superávit primario
superior al 1,75 % del producto interior bruto (PIB).
Además, espera sentar las bases para que en 2018 el superávit primario
alcance el 3,5 % del PIB fijado como objetivo en el tercer rescate,
firmado en verano de 2015.
Según los expertos, sin
embargo, el incremento de la imposición ya extremadamente alta puede
afectar negativamente a las previsiones económicas del Gobierno para el
año que empieza, de un 2,7 %.
Todo esto ocurre en un
contexto de extrema incertidumbre, pues no solo se cuestiona el objetivo
de crecimiento económico, sino que tampoco está claro cuándo podrá
contar Grecia con el próximo tramo del rescate, por valor de 6.100
millones de euros.
El Gobierno izquierdista ha
despedido el año pidiendo perdón a los acreedores por haber decidido sin
previa consulta abonar una paga extraordinaria a los pensionistas más
pobres y aplazar el incremento del IVA en las islas del mar Egeo
golpeadas por la crisis de refugiados.
Tsipras lo
había anunciado a bombo y platillo en un mensaje televisado, en un
momento de elevada tensión entre los acreedores sobre la segunda
revisión del programa asociado al rescate.
Mientras
que el Fondo Monetario Internacional (FMI), que todavía sigue sin
decidir si se suma al tercer rescate, considera que los objetivos para
el superávit primario de Grecia a medio plazo son demasiado ambiciosos
(3,5 % del PIB a partir de 2018), los acreedores europeos lo ven
factible.
El FMI considera que Grecia solo puede
cumplir con un objetivo tan ambicioso si asume medidas de recorte e
ingresos adicionales por algo más de 4.000 millones de euros, sobre todo
mediante un nuevo tijeretazo a las pensiones.
Aunque
Grecia comparte la visión del FMI de que el objetivo para el superávit
primario (que excluye el pago de los intereses de la deuda) es demasiado
elevado, porque anula toda posibilidad de insuflar vida a la maltrecha
economía, no está dispuesta a asumir aún más recortes, y ante la duda,
prefiere dejar al Fondo fuera del rescate.
Por ahí,
sin embargo, no pasan los alemanes -y menos en año electoral- que ven en
el FMI el mejor guardián del cumplimiento riguroso de los pactos.
En una entrevista que publica hoy el diario Kathimeriní, el ministro de
Finanzas, Euclides Tsakalotos, señala que el Gobierno griego estaría
dispuesto a hablar sobre medidas que se aplicarían en caso de que no se
alcanzará en 2018 el superávit acordado, pero en ningún caso las
aplicará a priori, como pide el FMI.
El año comienza
así sin resolverse si Grecia logra el aprobado de los acreedores para
esta segunda revisión -hay una serie de diferencias pendientes, entre
ellas, en materia laboral-.
El desembolso de los
6.100 millones es de cardinal importancia de cara a los meses de verano,
cuando Grecia tiene que devolver una cuantía similar en pagos a los
acreedores.
La carta de disculpas enviada por
Tsakalotos al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tras el
acto en solitario de Tsipras, en la que promete que las medidas
aprobadas son excepcionales, ha permitido al menos volver a descongelar
las medidas de alivio de la deuda acordadas a comienzos de diciembre.
Dijsselbloem anunció que se daba por satisfecho con las explicaciones
dadas por el ministro y que, por tanto, en enero el MEDE podrá analizar
las medidas a corto plazo de alivio de la deuda griega.
Básicamente se trata de extender los vencimientos de bonos y dar algo
más de margen al pago de los intereses correspondientes al segundo
rescate.
Las medidas de calado, a medio y largo
plazo, en cambio, no se abordarán hasta pasado el verano de 2018, cuando
finalice el rescate heleno.
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