LONDRES.- La primera ministra británica, Theresa May, ha llamado a los
países de la UE a 'acertar' en la búsqueda de una acuerdo, porque
"tenemos un interés compartido en lograrlo". A los suyos, la audiencia
británica, les advirtió que "el mundo no está observando" y el país debe
ser "un ejemplo" en su búsqueda de una sociedad "más fuerte y
cohesionada".
Si la sociedad británica ha de seguir el
ejemplo de May, tendría que emular el cambio de tono entre su discurso,
hace poco más de un año, en Lancaster House, y lo que ha afirmado hoy.
Entonces, se trataba de marcharse de la mesa antes de quedar con un mal
acuerdo, de sugerir que si Bruselas no le daba lo que quería podría
pilotar a Reino Unido hacia la desregulación 'offshore' o a ser más
reacia hacia la seguridad europea.
Esos eran los aspectos
más desgarrados, pero ahora ni se mencionan o se contradicen. Reino
Unido quiere marcharse de la UE pero mantener una cooperación de
seguridad tan íntima como la actual y con algunas modificaciones
formales, como anunció May en Múnich hace unos días, y quiere una
relación económica en la que los bienes y servicios fluyan como hoy lo
hacen
Es partidaria de que no haya aranceles en bienes,
de que un acuerdo aduanero permita que los controles fronterizos sean
mínimos porque en sectores industriales las regulaciones europeas se
respetarán y mejorarán. Quiere que Reino Unido sea miembro asociado de
agencias europeas que sellan productos químicos, medicinas,... para
mantener la homogeneidad. En servicios, quiere mantener el
reconocimiento de equivalencias.
Ha recordado a los
socios europeos que este acuerdo es único, "porque en ningún otro
acuerdo comercial la otra parte quiere tanto acceso como la UE a nuestra
pesca".
Ha lanzado un dardo a la Comisión, sugiriendo que en sus
declaraciones públicas parecen sugerir para el futuro un régimen "en el
que tenemos los derechos de Canadá y las obligaciones de Noruega", con
respecto a la UE.
Ese acuerdo único consiste en mantener
la trama del comercio y de las relaciones más o menos como están,
eliminando el libre movimiento de personas y la jurisdicción del
Tribunal de Justicia de la UE.
Le han preguntado tras el discurso si ese
'Brexit' merece la pena. Ella ha respondido que no habrá un segundo
referéndum. Y dijo también que, cuando le reprochan que busca un
'Brexit' a la carta, se ignora que todos los tratados comerciales son a
la carta.
Se especuló que lo leería en Aberdeen, lo que
tendría el simbolismo de la unidad constitucional con Escocia. Sobre
Newcastle, una de las capitales del abandonado nordeste inglés, donde se
votó contra el sistema y en favor del 'Brexit'.
Pero la nieve y el
temporal han desaconsejado un viaje al norte bravío de la isla. Lo
pronunció en la City financiera.
El gobernador del Banco de Inglaterra,
Marck Cartney, sentado en la primera fila, cabeceó con frecuencia ante
el discurso, más detallado, serio y modesto que los anteriores de May.
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