PARÍS.- Un año después de su
llamado a una "refundación" de la Unión Europea para frenar la ola
populista, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha obtenido algunas
victorias pero sin lograr movilizar plenamente a sus socios europeos,
coinciden analistas.
El 26 de septiembre de 2017, el joven
mandatario francés pronunció un discurso en la Universidad de la Sorbona
en el que desgranó su ambicioso plan para transformar una Europa
"demasiado débil, demasiado lenta, demasiado ineficaz" y abogó por una
Europa "a varias velocidades", alrededor de un motor franco-alemán
consolidado.
"Un año después de ese discurso podemos decir que Emmanuel
Macron ha registrado algunas victorias simbólicas (como en el ámbito de
la defensa, ndlr.) pero se ha enfrentado a una degradación del paisaje
político europeo", comenta Sébastien Maillard, director del
Instituto Jacques Delors.
Las urnas no han jugado a favor del
campo del presidente francés, el del liberalismo económico y político.
Las formaciones populistas y proteccionistas prosperan en Italia,
Austria y Hungría, aupadas por la crisis migratoria que los líderes
europeos no logran resolver eficazmente, lo que provoca tensiones
políticas.
"El contexto es difícil", admitió Macron la semana
pasada en Salzburgo. El presidente intenta unir a los líderes que
comparten su ideología, pero en realidad está aislado, y sobre todo no
tiene un socio sólido con el cual contar.
"Debe estar muy
decepcionado ya que ha tenido muy poco apoyo de varios países europeos
claves", estima Judy Dempsey del centro de análisis Carnegie Europe.
La
primera en la mira es la canciller alemana, Angela Merkel. Si Emmanuel
Macron esperó cuatro meses después de su elección para hablar de la
Unión Europea es porque esperaba conocer los resultados de las
elecciones generales alemanas del 24 de septiembre de 2017 Pero estas
elecciones derivaron en una compleja coalición.
El presidente
francés "tendió la mano a Berlín dos días después de las elecciones en
Alemania, pero Berlín no se la dio", considera Ronja Kempin de la
Fundación Ciencia y Política (SWP) en Berlín.
"Su
discurso se enfrentó con una Alemania que no estaba en absoluto en un
estado político para responderle, pero su proyecto solo podía funcionar
con apoyo de Alemania", abunda Maillard.
"Es esta la tragedia de Macron, que no pudo encontrar en Europa un verdadero socio para portar su visión", añade.
"El verdadero problema no
es la debilidad de la canciller, sino un letargo generalizado en
Alemania con respecto a la UE", estima Kempin. "Alemania está en un
statu quo desde la crisis financiera: el desempleo es bajo, la economía
está en auge, desde el punto de vista económico, la UE funciona bien"
para ella, explica.
Pero Macron espera un día obtener el apoyo de
Merkel. La acción francesa para Europa "debe basarse en el motor
franco-alemán, un motor franco-alemán con proyectos precisos", señaló
una fuente de la presidencia.
La siguiente gran prueba en el proyecto europeo llegará en
mayo con las elecciones europeas. Desde ya, los analistas prevén un
enfrentamiento del campo liberal, liderado por Emmanuel Macron, con los
países del antiguo bloque comunista, dirigido por el primer ministro
húngaro, Viktor Orban.
El presidente francés "quiere convertir las
elecciones europeas en un referéndum contra el populismo, pero esta
estrategia es arriesgada", advierte Kempin.
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