La rentabilidad del dólar marca nuevas distancias con el euro. La
Reserva Federal americana decidió el viernes su tercera subida de tipos
de interés este año (octava desde diciembre de 2015, cuando rompió con
la etapa de tipos cero) y ha preparado el terreno para cerrar el año con
una cuarta subida, que dejaría los tipos entre el 2,25% y el 2,50%, es
decir, un cuarto de punto por encima del nivel vigente tras la decisión
de este jueves, cuando los situó en una horquilla comprendida entre el
2% y el 2,25%.
La distancias con la zona euro, por lo tanto, se va agrandando
puesto que el BCE no se atreve a moverse del 0% y parece dispuesto a
mantenerse en sus trece hasta el verano del próximo año. Hay temores en
la zona euro sobre el vigor de la economía, que se ha debilitado en el
segundo trimestre y que tendrá dificultades para alcanzar el 2% de media
en el año.
Mientras, la economía americana ha logrado, gracias a una agresiva
política fiscal difícilmente sostenible, alcanzar un crecimiento del PIB
de 3,1%, la previsión más actualizada que hay en estos momentos. Ese
crecimiento supera claramente el 2,8% que la propia Fed había
establecido para este año. Para el año entrante, el PIB puede aumentar
hasta un 2,5% sobre el 2,4% que se preveía hace unos meses.
Estados
Unidos vive una fase de expansión económica que dura ya unos cuantos
años y que en el pasado reciente se ha fortalecido. La continuidad de
este crecimiento parece probable a medio plazo, a pesar de las
incertidumbres que plantea la guerra comercial que ha desatado el
presidente Trump, sobre todo frente a China.
Es probable que esta etapa de subida de tipos se mantenga en los
próximos trimestres, a pesar de la poca gracia que le hace al presidente
del país. Pero la Fed sigue su ruta y podría acabar subiendo tipos
hasta niveles del 3,5% a primeros del año 2020 tras la subida del último
trimestre de este año y las tres previstas para el año 2019 y una más
un año más tarde.
Son las previsiones que manejan los principales
analistas internacionales y con las que el mercado está haciendo sus
cábalas. La Reserva Federal ya ha abandonado la etapa de política
monetaria acomodaticia, es decir, ha dejado de ser oficialmente
expansiva para entrar en terreno de la neutralidad, acompañando el
crecimiento natural de la economía.
Una de las características de la política monetaria del país en estos
últimos tiempos ha sido su carácter previsible. Y las expectativas se
están cumpliendo. La tranquilidad de disfrutar de una tasa de paro
claramente por debajo del 4% (ahora está en el 3,7% de la población
activa y podría bajar hasta el 3,5%) es un aval más que confortable para
los gestores de la Reserva Federal a la hora de conservar la tasa de
crecimiento con un ojo puesto permanentemente en la tasa de inflación,
que tendría que mantenerse en los niveles más cercanos al 2%.
Todo ello,
claro está, con el permiso del petróleo, que suele dar sorpresas
alcistas en las fases finales de los ciclos económicos alcistas, como
recuerdan estos días algunos expertos, que no descartan un precio del
crudo claramente por encima de los 85 dólares el barril a finales de
año. Frenar esa subida exigiría la puesta en marcha de mecanismos
políticos que no están todos ellos en manos de Estados Unidos.
(*) Periodista y economista español
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