viernes, 28 de septiembre de 2018

El poder en Trípoli, bajo presión para "liberarse" de las milicias

TRÍPOLI.- Tras un mes de mortíferos combates al sur de Trípoli, el gobierno libio reconocido por la comunidad internacional (GNA) se encuentra bajo presión para liberarse del control de las milicias de la capital e iniciar reformas radicales para restablecer la seguridad.

El emisario de la ONU en Libia, Ghassan Salamé fue explícito esta semana al margen de la Asamblea Nacional de Naciones Unidas, al considerar "necesario liberar al gobierno del control de los grupos armados" de Trípoli.
"Por primera vez, las milicias pro-GNA fueron descritas [por la ONU] como indeseables y que debían ser desmanteladas", señala Jalel Harshaui, especialista de Libia en la universidad francesa Paris VIII.
"Sin embargo, en la práctica, no veremos una revisión total [...] de todos los grupos armados pro-GNA", por temor a un vacío de seguridad, añadió Harshaui.
Libia, sumida en el caos desde la caída en 2011 del régimen de Muamar Gadafi, está dirigida por dos grupos rivales: por un lado, el GNA en Trípoli, y por el otro, un gabinete paralelo en el este del país, apoyado por el mariscal Khalifa Haftar -a la cabeza de una poderosa fuerza armada- y el parlamento elegido.
El GNA, fruto de un acuerdo firmado bajo el auspicio de la ONU, fracasó en su intento de establecer fuerzas de seguridad unificadas y continuó dependiendo de las milicias, por su seguridad y la de la capital.
Las grandes milicias tripolitanas se aprovecharon para infiltrarse en las instituciones políticas y económicas, sin dudar en sacar la artillería pesada para defender sus "conquistas".
Ese fue el caso a finales de agosto, cuando grupos armados procedentes de otras ciudades del oeste libio intentaron entrar en la capital, enfrentándose a las milicias tripolitanas. En un mes de combates, al menos 117 personas murieron y 400 resultaron heridas.
Los enfrentamientos cesaron esta semana en virtud de un acuerdo de alto el fuego, según el cual el GNA se compromete en especial a desalojar a los grupos armados de las instituciones del Estado y de las instalaciones estratégicas.
Pero los analistas consideran que la tarea de limitar los poderes de las milicias será complicada.
"Estos grupos tuvieron la inteligencia de penetrar en las instituciones de policía y económicas de la capital. [...] El GNA trabaja con ellas, depende de ellas", consideró Harshaui.
Una de las maneras de reducir su control sobre la economía sería hacer una limpieza en el sector.
El GNA anunció una serie de medidas para paliar las "disfunciones" del sector bancario y de la economía en general, que benefician a las milicias.
Las reformas pretenden reducir el abismo entre las tasas de cambio oficiales y las del mercado negro, y reducir las subvenciones del Estado a los carburantes, para luchar contra el tráfico y el contrabando que socavan la economía de este rico país petrolero.
Según la tasa oficial, el dolar se cambia en teoría a 1,4 dinares, una tasa hasta cuatro o cinco veces mayor en el mercado paralelo, debido a una escasez crónica de divisas y de moneda nacional en los bancos.
Estas diferencias de tasas favorecieron la corrupción, principalmente a favor de los grupos armados que revenden en el mercado negro los dólares obtenidos según la tasa oficial, asegurándose así significativas plusvalías.
Para limitar este tráfico, el gobierno impuso una tasa de 183% sobre la venta de divisas extranjeras, lo que provocó una depreciación de la moneda nacional.
Pero Kamal al Mansuri, experto económico libio, puso en duda la eficacia de tales medidas, en un momento en el que las dos autoridades rivales disponen cada una de un banco central.
El diputado Ismail al Sherif, del parlamento en el este del país, consideró por su parte que las reformas económicas no podían hacerse si no iban acompañadas por otras políticas y de seguridad.
Según él, es poco probable que las reformas tengan éxito sin una "reestructuración" del GNA, un tema delicado, de nuevo en el centro de las negociaciones auspiciadas por la ONU entre las autoridades de Trípoli y las del Este.

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