La Bolsa española es una de las más castigadas este año entre los
mercados de renta variable del mundo occidental, por supuesto muy por
debajo de las Bolsas estadounidenses, que viven días de máximos
históricos en sus principales índices.
Los últimos movimientos que se
han producido en algunos países emergentes (Turquía y Argentina, aunque
también Sudáfrica e India y, por motivos políticos y también económicos,
Brasil) han abierto una brecha importante en la renta variable mundial.
Mientras el conjunto de los países que cuentan con Bolsas
significativas presenta una ganancia media en lo que va de año del 3%,
las Bolsas de países emergentes en su conjunto presentan una caída
global del 4%.
Esta dicotomía afecta de forma considerable a la economía española y
en particular a la Bolsa doméstica, cuyo índice más representativo, el
Ibex 35, cuenta con un selecto grupo de empresas que posee importantes
intereses en las economías emergentes más castigadas en estos momentos,
sobre todo las de Latinoamérica.
El Ibex está viéndose arrastrado a la
baja no tanto porque la economía española se encuentre en una posición
delicada y de debilidad acusada (que en parte empieza a estarlo) sino
porque las grandes empresas del selectivo pueden tener impactos
negativos apreciables en sus cuentas de resultados.
Una de las vías por las que se está produciendo este trasvase de
problemas del mundo emergente a la Bolsa española es la importante
depreciación que están sufriendo las divisas de algunos países
emergentes, sobre todo Turquía, Argentina y Brasil. En estos dos
últimos, la depreciación cambiaria está alcanzando cotas muy
considerables.
Algunas empresas españolas de primera fila tienen una
parte sustancial de sus ingresos en estas economías, lo que está
poniendo en riesgo los niveles de beneficios empresariales. Ello explica
en buena medida la caída de las cotizaciones de algunas empresas
punteras del Ibex 35.
En lo que va de año, la Bolsa española, medida por este indicador de
empresas de primera fila, pierde en torno a un 7% de su valor. De hecho,
el Ibex 35 se ha situado en mínimos no solo del año sino desde hace
más de año y medio ya que hay que remontarse a las últimas semanas del
año 2016 y a las primeras del año 2017 pare encontrar niveles tan bajos
en las valoraciones de las empresas españolas cotizadas en este índice
selectivo.
Este año amenaza con un recorte posiblemente significativo en las
ganancias empresariales de las grandes empresas españolas, lo que se
traducirá en menores dividendos y en pérdidas en las cotizaciones. A la
postre, el bajonazo bursátil que se puede producir en la Bolsa española
podría tener consecuencias negativas para la marcha de la economía
doméstica y para el ritmo de la actividad y el empleo.
Argentina, al
borde del colapso económico y pendiente del salvavidas del Fondo
Monetario Internacional (FMI) es una de las economías que más
directamente pueden afectar a la economía española, por lo que el
desarrollo de su crisis habrá de seguirse con cuidado.
La situación de
Turquía nos resulta algo más lejana, pero la de Brasil puede implicar
riesgos apreciables en función de cómo se resuelva su actual crisis
política y los problemas económicos a los que se está enfrentando este
país, en el que algunas empresas españolas tienen una parte mayoritaria
de sus negocios y operaciones.
(*) Periodista y economista español
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