MADRID.- La fuerte devaluación de la lira turca frente al dólar que se produjo en
agosto podrá tener un impacto en el turismo de España en 2019, mientras
que este año no afectará excesivamente "más allá" de la pérdida que
estaba teniendo por la recuperación de Turquía.
Dado que esta importante depreciación (acumulando una
caída del 60 %) ha ocurrido a la mitad de agosto -es decir al final de
la temporada punta-, cuando toda la contratación de los grandes
operadores ya estaba hecha, sólo podrá tener una incidencia en las
reservas de última hora que se irán a Turquía.
Si esto hubiera pasado en febrero o marzo, habría
afectado más a la demanda en España, ha señalado el vicepresidente
ejecutivo de la Alianza para la excelencia turística, Exceltur, José
Luis Zoreda.
Exceltur ya anticipaba una ralentización
para 2018, que se confirma con un escaso avance interanual de la
demanda hacia España del 0,3 % hasta julio, pero, para Zoreda, no es
"ningún descalabro, como tampoco eran normales los crecimientos
desorbitados de más del 10 % en los últimos cinco años", por lo que no
se planten hacer "catastrofismos".
El que se
ralentice el crecimiento, pero siga subiendo el gasto medio por turista
(un 2,7 % más hasta julio), "no es para rasgarse las vestiduras", sino,
en todo caso, para abordar nuevas políticas turísticas.
Aunque la lira turca coloca en una posición muy complicada a aquellas
líneas de producto de bajo nivel, "más que nunca" obliga a seguir
apostando "por mejorar la oferta".
España ha hecho un
esfuerzo "muy importante", sobre todo los destinos a los que más les
afecta esto que son los de sol y playa -Baleares, Canarias y Levante-, y
ahora "no es un momento para ponerse nerviosos y empezar a tirar
precios", ha añadido.
En este sentido, ha asegurado que España "nunca podrá competir por precios, ganando dinero".
Turquía está teniendo este año "un tirón muy importante", con un
aumento del 25 % de la demanda hasta julio por la recuperación de la
imagen y la pérdida de los temores de viajar al destino, y es probable
que gane en torno a 9 millones de turistas con respecto a 2017 (32,4
millones), llegando a 40 millones (su máximo histórico han sido los 38
millones en 2014).
Sus principales mercados emisores
europeos como el alemán o el inglés crecen hasta julio un 20,5 % (2,3
millones) y un 37 % (1,2 millones), respectivamente; y Rusia, un 30 %
(3,3 millones), mientras el polaco arroja el mayor repunte, del 130,3 %
(350.807).
Este "gran resurgir" de Turquía no hará
más que acelerarse a partir de agosto por la devaluación de la lira y,
para 2019, van a tener una temporada, por lo menos de mercados como el
alemán o el inglés, que "se van a salir de la foto", ya que, en estos
momentos, las contrataciones van "a la velocidad de vértigo para
asegurarse los mejores precios".
Y, por contra, "esos
mismos operadores extranjeros ya están advirtiendo a los hoteleros
españoles de que sus precios son muy altos", ha apuntado.
"Tenemos que saber mantenernos firmes", ha insistido Zoreda, según
quien, de cara a 2019, los empresarios que deberían preocuparse son
aquellos que estén en los segmentos "más indiferenciados", donde el
precio sea el elemento fundamental, porque ahí tendrán una competencia
"feroz" de Turquía.
El presidente de la Confederación
Española de Agencias de Viajes (CEAV), Rafael Gallego, ha indicado hoy que, adicionalmente, Turquía está subvencionando a las aerolíneas e
incluso a las compañías de cruceros por llevar turistas al país, lo que
le ha ayudado a recuperar bastante el turismo "prestado" que estos años
ha llegado a España.
Gallego prevé que España cerrará
2018 con una cifra de turistas extranjeros similar a la del año pasado,
pero augura un decrecimiento para 2019 si la situación de estabilidad
en Turquía se mantiene.
El grupo hotelero Barceló,
que cuenta con dos establecimientos en Estambul, reconoce que este año
su negocio en Turquía marcha mejor que en 2017, pero no lo achaca a la
depreciación de la lira, sino más bien a la recuperación que ha
experimentado el destino, junto con los demás de la región como Egipto o
Túnez.
La ocupación está creciendo, aunque todavía
no se ha llegado a los niveles precrisis, y "sigue habiendo todavía poca
demanda europea" en Estambul, predominando el cliente de Oriente Medio.
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