martes, 4 de septiembre de 2018

La caída de la lira turca se podrá notar en 2019 en el turismo español

MADRID.- La fuerte devaluación de la lira turca frente al dólar que se produjo en agosto podrá tener un impacto en el turismo de España en 2019, mientras que este año no afectará excesivamente "más allá" de la pérdida que estaba teniendo por la recuperación de Turquía.

Dado que esta importante depreciación (acumulando una caída del 60 %) ha ocurrido a la mitad de agosto -es decir al final de la temporada punta-, cuando toda la contratación de los grandes operadores ya estaba hecha, sólo podrá tener una incidencia en las reservas de última hora que se irán a Turquía.
Si esto hubiera pasado en febrero o marzo, habría afectado más a la demanda en España, ha señalado el vicepresidente ejecutivo de la Alianza para la excelencia turística, Exceltur, José Luis Zoreda.
Exceltur ya anticipaba una ralentización para 2018, que se confirma con un escaso avance interanual de la demanda hacia España del 0,3 % hasta julio, pero, para Zoreda, no es "ningún descalabro, como tampoco eran normales los crecimientos desorbitados de más del 10 % en los últimos cinco años", por lo que no se planten hacer "catastrofismos".
El que se ralentice el crecimiento, pero siga subiendo el gasto medio por turista (un 2,7 % más hasta julio), "no es para rasgarse las vestiduras", sino, en todo caso, para abordar nuevas políticas turísticas.
Aunque la lira turca coloca en una posición muy complicada a aquellas líneas de producto de bajo nivel, "más que nunca" obliga a seguir apostando "por mejorar la oferta".
España ha hecho un esfuerzo "muy importante", sobre todo los destinos a los que más les afecta esto que son los de sol y playa -Baleares, Canarias y Levante-, y ahora "no es un momento para ponerse nerviosos y empezar a tirar precios", ha añadido.
En este sentido, ha asegurado que España "nunca podrá competir por precios, ganando dinero".
Turquía está teniendo este año "un tirón muy importante", con un aumento del 25 % de la demanda hasta julio por la recuperación de la imagen y la pérdida de los temores de viajar al destino, y es probable que gane en torno a 9 millones de turistas con respecto a 2017 (32,4 millones), llegando a 40 millones (su máximo histórico han sido los 38 millones en 2014).
Sus principales mercados emisores europeos como el alemán o el inglés crecen hasta julio un 20,5 % (2,3 millones) y un 37 % (1,2 millones), respectivamente; y Rusia, un 30 % (3,3 millones), mientras el polaco arroja el mayor repunte, del 130,3 % (350.807).
Este "gran resurgir" de Turquía no hará más que acelerarse a partir de agosto por la devaluación de la lira y, para 2019, van a tener una temporada, por lo menos de mercados como el alemán o el inglés, que "se van a salir de la foto", ya que, en estos momentos, las contrataciones van "a la velocidad de vértigo para asegurarse los mejores precios".
Y, por contra, "esos mismos operadores extranjeros ya están advirtiendo a los hoteleros españoles de que sus precios son muy altos", ha apuntado.
"Tenemos que saber mantenernos firmes", ha insistido Zoreda, según quien, de cara a 2019, los empresarios que deberían preocuparse son aquellos que estén en los segmentos "más indiferenciados", donde el precio sea el elemento fundamental, porque ahí tendrán una competencia "feroz" de Turquía.
El presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), Rafael Gallego, ha indicado hoy que, adicionalmente, Turquía está subvencionando a las aerolíneas e incluso a las compañías de cruceros por llevar turistas al país, lo que le ha ayudado a recuperar bastante el turismo "prestado" que estos años ha llegado a España.
Gallego prevé que España cerrará 2018 con una cifra de turistas extranjeros similar a la del año pasado, pero augura un decrecimiento para 2019 si la situación de estabilidad en Turquía se mantiene.
El grupo hotelero Barceló, que cuenta con dos establecimientos en Estambul, reconoce que este año su negocio en Turquía marcha mejor que en 2017, pero no lo achaca a la depreciación de la lira, sino más bien a la recuperación que ha experimentado el destino, junto con los demás de la región como Egipto o Túnez.
La ocupación está creciendo, aunque todavía no se ha llegado a los niveles precrisis, y "sigue habiendo todavía poca demanda europea" en Estambul, predominando el cliente de Oriente Medio.

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