TRÍPOLI.- La misión de la ONU para Libia (UNSMIL) anunció hoy la firma de un alto
el fuego permanente para poner fin a diez días de cruentos combates en
Trípoli que han acabado con la vida de 61 personas y han obligado a
miles a escapar.
En un escueto comunicado difundido en Twitter, la UNSMIL
reveló que el pacto "garantiza el fin de todas las hostilidades, la
protección de los civiles y la defensa de la propiedades civiles y
públicas" y permitirá "reabrir el aeropuerto de Maitiga", el único en
funcionamiento de la capital.
"El acuerdo ha sido firmado bajo los auspicios del
enviado especial de la ONU a Libia, Ghassam Saleme. Los detalles del
acuerdo se sabrán al final de la negociación", agregó la nota sin
ofrecer más detalles.
Los intensos combates, los más
graves librados en la capital desde el inicio de la guerra civil en
2014, habían puesto en evidencia la debilidad del gobierno sostenido por
la ONU en Trípoli (GNA) y su incapacidad para controlar las decenas de
milicias que se reparten la ciudad.
Y sumido a la
urbe en una tragedia humanitaria, con más de 1.800 familias desplazadas,
obligadas a huir de sus hogares y a buscar refugio en escuelas y
hospitales en los barrios del norte y de la periferia.
"Otras, sin embargo, se ha hayan todavía atrapadas en zonas de combate,
sin acceso a la electricidad ni al agua corriente, y con dificultades
para lograr comida", explicó hoy a Efe un responsable del GNA.
Cerca de sesenta de ellas aún siguen bloqueadas en el llamado
"Triángulo Suzuki" desde que el pasado viernes los choques, que
estallaron el pasado 26 de agosto en los barrios del sur de la capital,
se extendieran hacia el norte.
"Los proyectiles caen
ya en cualquier sitio. No hay ya ningún lugar seguro en la ciudad",
explicó a Efe un vecino del barrio de Ain Zara, castigado por los duelos
artilleros entre las distintas milicias.
"Pero hay
mucha gente que aún así prefiere quedarse en casa por miedo al pillaje.
La situación es dramática", añadió, por su parte, Essam Ahmed,
periodista y activista libio de los derechos humanos, que vive la
capital.
Ambos contrincantes se acusan mutuamente de
violar las leyes de la guerra y han instado a la población a presentarse
en sus respectivos cuarteles para denunciar los numerosos robos y
asaltos a objetivos civiles.
"Hace días que las
mercancías no circulan por calles. Las tiendas están vacías y apenas hay
instrumental y medicinas para atender a los enfermos. Las milicias
tienen bloqueadas las carreteras de acceso", explicó Ahmed.
Los combates arrancaron en el barrio de Salehedin, una zona que permite
el acceso al antiguo aeropuerto internacional de la ciudad, controlada
por la llamada "Séptima Brigada" y las milicias de la vecina Tarhouna,
ciudad situada a unos 60 kilómetros al sur de Trípoli.
A ellas se sumó en los primeros días Salah Badi, un antiguo líder
revolucionario y diputado de la ciudad de Misrata, afín al gobierno
islamista que perdió las elecciones en 2014, y al que se le acusa de ser
uno de los responsables de la actual guerra civil. También se unieron
algunas milicias de la ciudad occidental de Zintan, una de las más
importantes del país.
Enfrente luchan las Brigadas
Revolucionarias de Trípoli (TRB), del señor de la guerra Haizan Tajouri,
y la Fuerza Especial de Disuasión (RADA), del salafista Abdel Rauf
Kara, que controlan los ministerio de Interior y Defensa del GNA,
gobierno que financia la Unión Europea.
A ellos se
unieron en las últimas horas tropas de la alianza "Buyan al Marsus",
creada en 2016 para la combatir a la rama libia del Estado Islámico en
Sirte y liderada por la ciudad estado de Misrata.
Tropas de la citada coalición de milicias, que colaboró con EEUU en la
ofensiva contra el EI, se desplegaron el domingo en el distrito de
Tajoura, en el extrarradio este de Trípoli, prestas para intervenir.
En el conflicto están también implicados otros señores de la guerra
como Ghnewa al Kikli, Osama al Jwilli o Emad Trabelsi -este último
procedente también de Zintan- cuya lealtad aún no está clara.
RADA ha acusado a la "Séptima Brigada" y a "Tarhouna" de ser una
quintacolumna del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este de
Libia, enfrentado al GNA.
En este ambiente de
creciente tensión bélica, la Misión de la ONU para Libia (UNSMIL) había
convocado este martes la reunión que concluyó con el acuerdo de alto el
fuego, del que todavía no se conocen todos los detalles, y que entrará
en vigor en las próximas horas.
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