ROMA.- El número de pobres podría aumentar entre 35 y 122 millones para 2030
si no se realizan “medidas urgente” para frenar el cambio climático,
según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) en su informe ‘El estado mundial de la agricultura y
la alimentación’. “La inacción o el retraso obligarán a los
países más pobres a combatir la pobreza, el hambre y el cambio climático
al mismo tiempo”, añade.
El organismo internacional señala en el estudio que “es necesario”
que los compromisos políticos adoptados por la comunidad internacional
en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París,
se transformen en medidas concretas. “Si no se aborda
el cambio climático, la productividad agrícola disminuirá, con graves
consecuencias para la seguridad alimentaria”, afirma. Así, la escasez de alimentos podría ocasionar una subida drástica de los precios, acentuada por la mayor variabilidad del clima, y las poblaciones más afectadas serían las de zonas pobres de África subsahariana, “especialmente las que dependen de la agricultura”, explica.
Por ello, la FAO señala que es necesario reorientar las políticas de desarrollo agrícola y rural,
“para promover la adopción de prácticas sostenibles en la producción
agrícola, la gestión de recursos naturales y el comportamiento de los
consumidores”. Los cerca de 475 millones de pequeños agricultores de bajos ingresos y con dificultad para acceder a las nuevas tecnologías,
los mercados y los créditos son, para el organismo, quienes necesitan
“urgentemente” apoyo para la adaptación el cambio climático. “Sin el
fomento de la resiliencia en la agricultura a pequeña escala (…), no se podrá erradicar la pobreza mundial”, sentencia.
No todas las partes salen ganando
El informe no sólo ofrece datos de la situación actual y futura, sino que examina
una gran variedad de opciones para conseguir, precisamente, que la
agricultura y los sistemas alimentarios sean resilientes antes
los cambios de pautas en el clima, reduciendo al mínimo los impactos
ambientales. Un objetivo “viable económicamente y factible
técnicamente”.
Por ejemplo, los sectores agrícolas pueden contribuir sustancialmente a equilibrar el ciclo del carbono mundial.
Y en el sector forestal, “evitar la deforestación y aumentar la
superficie forestal puede fijar grandes cantidades de dióxido de carbono
atmosférico”, añade. Por último, el uso adecuado de la tierra y el manejo de suelos conducen a aumentar y mejorar la calidad y la fertilidad de los suelos y pueden ayudar a mitigar el aumento del CO2 atmosférico.
Aún así, la FAO reconoce que “se deberán tomar decisiones difíciles”, ya que no necesariamente en todas las soluciones “todas las partes salen ganando”.
“Un cambio duradero solo se logrará cuando cuente con el apoyo de
políticas, marcos institucionales y mecanismos de financiación de
inversiones adecuados”, concluye.
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