LONDRES.- El
ministro británico de Defensa, Michael Fallon, aseguró
hoy en la BBC que el Gobierno de Theresa May no obligará a las empresas a
revelar la lista de sus empleados de nacionalidad extranjera.
"No estamos proponiendo pedir a las empresas que nombren, hagan listas, identifiquen o avergüencen a las personas que son extranjeras", declaró a BBC Radio 5.
Según el ministro, lo que se hará es
someter a consulta un documento, que aún no se ha dado a conocer, en el
que se propondrán diversas medidas para incentivar a las empresas a
"buscar primero en el mercado laboral británico".
La idea es incentivar a los empresarios a "ofrecer empleo a los británicos, que es lo que se esperaría, antes de que importen mano de obra más barata del extranjero", explicó.
El Gobierno conservador de la primera ministra, Theresa May, ha
afrontado duras críticas después de que esta semana la ministra del
Interior, Amber Rudd, revelara planes para obligar a las empresas a
comunicar el número de sus trabajadores extranjeros a fin de promover la
contratación de británicos.
La medida, que ha causado una gran polémica, se dio a conocer en un documento distribuido a la prensa durante el congreso anual del Partido Conservador en Birmingham.
Muchos conservadores, la oposición laborista y varios dirigentes empresariales, e incluso un miembro del eurófobo UKIP, han
criticado la iniciativa, al considerar que es xenófoba y envía el
mensaje de que el Reino Unido quiere cerrarse al exterior tras el
"brexit".
Reacción adversa
La polémica por los planes del Gobierno de Theresa May
de que las empresas británicas revelen el número de sus empleados
extranjeros aumentó hoy con el rechazo expresado por destacados
conservadores y miembros del eurófobo UKIP.
Steve Hilton, exasesor del ex primer ministro David Cameron y
partidario del "brexit", calificó de "divisoria y repugnante" la
propuesta y la comparó con la iniciativa del candidato presidencial
estadounidense Donald Trump de prohibir la entrada de todos los
musulmanes a Estados Unidos.
"Solo falta tatuarles números en los antebrazos", escribe Hilton en
un artículo en "The Sunday Times", en el que acusa a May de ser
"incompetente e irresponsable" por dejar que el resto del mundo piense
que la salida de la UE significará cortar lazos con el exterior.
El eurodiputado del eurófobo partido UKIP Roger Helmer consideró por
su parte que es "ir demasiado lejos" la iniciativa presentada en el
pasado congreso conservador por la ministra del Interior, Amber Rudd,
que busca fomentar la contratación británica.
"Si nosotros hubiéramos sugerido que las empresas deben facilitar
listas de sus empleados extranjeros, nos hubieran llamado fascistas",
manifestó.
El director del fondo de inversión Octopus Ventures, George
Whitehead, condenó asimismo los planes y animó al sector empresarial a
"reaccionar con un fuerte 'no, esto no es lo que queremos, debemos
buscar el talento y darle la bienvenida al Reino Unido".
En los últimos días, varios políticos conservadores, líderes
empresariales y la oposición laborista han arremetido contra la
iniciativa adelantada por Rudd.
Después de la intervención de la ministra el pasado martes, el líder
del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, acusó al Gobierno conservador de
promover la "xenofobia y el odio" contra los extranjeros.
"Los líderes del Partido Conservador han descendido hasta cotas aún
más bajas esta semana. Han encendido la llama de la xenofobia y el odio
en nuestras comunidades y han tratado de culpar a los extranjeros de sus
propios fallos", declaró.
El director de las Cámaras de Comercio británicas, Adam Marshall,
advirtió de que la iniciativa generará la percepción de que es
vergonzoso contratar a personas de otros países.
"Muchas empresas lamentarán que tener una fuerza laboral global sea visto como algo vergonzoso", afirmó.
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