BRUSELAS.- Las empresas podrían obtener más espacio para respirar y reestructurar sus deudas en
momentos de crisis bajo un borrador de normativa de la Unión Europea
presentado el martes, inspirado en las leyes de insolvencia de Estados
Unidos, con el objetivo de evitar bancarrotas y salvar empleos.
En un intento por alentar a que las 'start-ups' asuman riesgos, la propuesta facilitaría a los emprendedores europeos obtener una segunda oportunidad tras el fracaso de un negocio, como sucede en EEUU.
El presidente electo de EEUU, Donald Trump, es una de las destacadas figuras que se ha beneficiado de las normas de insolvencia, el conocido como "Chapter 11", que le permitió relanzar su negocio inmobiliario tras estar al borde de la quiebra en 1990.
"Nos inspiramos en el sistema americano pero no nos inspiramos en Trump", dijo un alto cargo de la UE, describiendo la capacidad del empresario republicano para beneficiado de la normas de insolvencia "un uso muy profesional del Chapter 11".
Las normas propuestas por la Comisión Europea permitirían a las empresas en problemas dejar de pagar a proveedores y bancos mientras reestructuran sus deudas durante un "periodo de alivio" de cuatro meses, prorrogable a un máximo de un año en casos excepcionales.
Trump reestructuró un préstamo bancario de varios miles de millones de dólares tras el crash bursátil de 1987 que sacudió el mercado inmobiliario de Nueva York y le tuvo cerca de declarar la bancarrota.
"Cada año, 200.000 empresas de la UE entran en bancarrota, lo que supone 1,7 millones de empleos perdidos. A menudo se podría evitar si tuviéramos unos procesos de insolvencia y reestructuración más eficaces", dijo la comisaria de Justicia de la UE Vera Jourova.
La propuesta permitiría a los emprendedores cancelar su deuda en un plazo de tres años tras la bancarrota, un plazo mucho más corto que el actual en muchos estados europeos. En Alemania, un empresario quebrado tiene que esperar siete años.
La propuesta tendrá que ser aprobada por los estados, que hasta el momento han protegido fuertemente sus competencias en las leyes de insolvencia y mostrado poco apetito para respaldar la normas comunes de la UE. La Comisión hizo hincapié en que las medidas más indulgentes sólo se aplicarían a los empresarios "honestos".
Para impulsar las 'start-ups' en Europa, la Comisión ha decidido crear un "fondo de fondos" de capital riesgo respaldado por 400 millones de euros de dinero europeo en un intento por aumentar la financiación de negocios innovadores y arriesgados.
La propuesta también prevé ayudar a los bancos a reducir la morosidad, que se ha disparado en algunos países de la zona euro desde la crisis financiera mundial, cuando se desintegraron muchas empresas.
Los prestamos dudosos casi totalizaron 1 billón de euros el año pasado en los principales bancos de la zona euro. Entre 2007 y 2015, la morosidad se triplicó en Italia a casi un 18 por ciento, el nivel más alto de la zona euro después de Grecia. Casi subió cinco veces en Portugal y siete veces en España, según datos del Banco Mundial.
Los planes de la Comisión incluyen dar a los bancos un mayor poder a la hora de presionar a las empresas en problemas para que se reestructuren y podrían desencadenar el proceso con advertencias tempranas.
Los bancos también podrían superar a otros acreedores en votaciones, un proceso que no se contempla de momento en la mayoría de países de la UE, donde se requiere unanimidad para reestructurar.
La reestructuración corporativa debería ser llevada a cabo por mediadores profesionales y no tribunales nacionales ya que en algunos países se prolongan mucho en el tiempo, incrementando costes e incertidumbres para el negocio.
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