PARÍS.- Los mercados mundiales
terminaron el año 2016 más serenos de lo que lo empezaron, pero seguirán
confrontados a los riesgos de la incertidumbre política en 2017 y
deberán seguir conviviendo con bancos centrales divergentes.
Si
bien se vieron sacudidos, en un primer momento, por el miedo a una
desaceleración económica en China, los mercados financieros terminaron
el año en buena forma, con los índices bursátiles sumando récords a
ambos lados del Atlántico, en particular a niveles históricos en Wall
Street.
"Esta pequeño entusiasmo pide un reequilibrio
potencial" y "nos conduce a ser prudentes para empezar 2017", consideró
sin embargo Alain Zeitouni, director de gestiones para Russell
Investments France, con sede en Londres.
Es más, según él, "en 2017, la principal hipoteca es Donald Trump, pues resulta difícil saber qué hará o qué dirá".
Frente
a los riesgos políticos, los mercados financieros han dado muestras de
resistencia, de momento. Si bien el Brexit provocó torbellinos durante
varias semanas, la temida elección de Donald Trump como presidente de
Estados Unidos no tuvo los efectos que se auguraban y los miedos que
rodeaban al referéndum italiano fueron sofocados en las horas siguientes
a la votación.
Para Zitouni, "2016 es el año
anti-escenario. Se pusieron a prueba todas las previsiones". El año que
viene, con varios comicios clave, como los de Alemania y Francia, se
volverá a poner a prueba la resiliencia de los mercados.
El
riesgo político "será claramente una fuente de preocupación", indicó Jean-Louis Mourier, economista del grupo de corretaje Aurel BGC,
que agregó que los mercados tendrán que vivir a discreción de los
sondeos, teniendo presente un eventual impulso de los partidos "con fama
de antieuropeos".
Sin embargo, "el pesimismo de los
inversores internacionales respecto a Europa y, principalmente, Francia,
está sobrevalorado", estimó en una rueda de prensa Isabelle Mateos y
Lago, directora general de BlackRock Investment Institute, lo que, según
ella, da un margen de progreso a los activos europeos.
Además,
con un programa económico basado en la recuperación y las bajadas de
impuestos, la elección del candidato republicano Donald Trump ha
estimulado el optimismo a finales de año, pues los mercados interpretan
su victoria como una garantía para el crecimiento y la inflación.
"En
este punto, es difícil cifrar cuál será el tamaño de este estímulo
presupuestario", explicó Mateos y Lago. Aún así, "los mercados intentan
posicionarse lo más rápidamente posible" en este nuevo escenario, dijo
Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de la
compañía de gestión Carmignac.
Los principales ganadores
fueron los sectores más perjudicados a principios de año, como los
bancos, un entusiasmo que podría continuar el año que viene.
No
obstante, en el mercado de deuda de Estados Unidos, la euforia que se
apoderó de las acciones se tradujo en una subida sensible de las tasas
de interés, que refleja en parte la anticipación de los inversores ante
un futuro rebrote de la inflación.
"Se tocaron mínimos",
constató Mateos y Lago. "Entramos ahora en una fase en la que las tasas
de los bonos soberanos subirán", consideró. En este sentido, la Reserva
Federal de EEUU (Fed) decidió aumentar sus tasas de interés y anticipó
tres alzas en 2017.
La recuperación de los precios del
crudo, acelerada por el acuerdo de limitación de la producción adoptado
en noviembre por la Organización de Países Exportadores de Petróleo
(OPEP), también contribuyó a este movimiento.
En cambio, el Banco Central Europeo (BCE) guardó un tono extremadamente complaciente al anunciar una
prolongación de su amplio programa de apoyo a la economía de la zona
euro, a pesar de que el monto mensual de compras debería bajar a partir
de abril.
Los anuncios del BCE dan "visibilidad al
horizonte de los próximos 12 meses", observó Mateos y Lago. Según ella,
esto es "muy importante habida cuenta del cargado calendario político de
Europa".
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