MADRID.- La gran
extensión del vellón de lana merina negra, la densidad de su fibra, su
finura y uniformidad, así como su resistencia, son algunas de las
cualidades que convierten la lana merina negra española en una especie
de oro textil.
Por esta razones y alguna "más sentimental", este material
ha seducido a los diseñadores Paul García de Oteyza y Caterina Pañeda,
de Sastrería 91, que han emprendido un "romántico" proyecto para
recuperar la oveja merina negra, una raza autóctona española en peligro
de extinción.
"La lana merina negra es oro en la industria textil", dice Paul García de Oteyza, quien recuerda que este animal que viajó y
se adaptó a otros terrenos y climas del resto del mundo hoy está "en
peligro de extinción".
García de Oteyza y su mujer y socia, Caterina Pañeda, nieta y
bisnieta de sastres, tenían la inquietud, y también la necesidad, de
trabajar con lana de la cabaña merina negra, "la mejor del mundo", dice
Oteyza.
Con esa idea, se pusieron en contacto con distintas
asociaciones para recuperar al animal y también su preciada lana, con la
que confeccionar prendas exclusivas, de carácter. "Es un proyecto
romántico", asegura Oteyza.
En esta decisión, la calidad es el pilar sobre el que se
sustenta el proyecto Oteyza, una nueva línea dentro de Sastrería 91,
empresa especializada en trajes a medida confeccionados con los mejores
paños del mundo, así como piezas tan españolas como la capa española y
el sombrero cordobés.
El proyecto Oteyza, que se acaba de presentar en la feria
internacional de moda PittiUomo, en Florencia, apuesta por piezas
importantes, de gran valor, con mayor identidad y confeccionadas de
manera artesanal, como la idea de tejer una capa española con lana
merina negra, toda una apuesta por el "made in Spain", aunque no se
podrá adquirir hasta la próxima primavera.
Proyecto Oteyza es una marca de autor, puntualiza el
creador, quien asegura que con esta iniciativa quieren "recuperar con
calma la cadena de valor, ser un sello de calidad, de excelencia".
Esta apuesta exige cuidar la lana desde el primer momento.
"Queremos seguir el proceso de principio a fin", añade Oteyza, quien va a
estar pendiente de escoger los mejores vellones de lana, los que tenga
mayor finura y uniformidad en sus fibras, "así como el rizado, la
resistencia o la ausencia de pelo muerto, entre otros".
Para ello, han instalado el campamento central en la zona de
Salamanca, donde existen "fabulosos" telares para trabajar el paño con
el que confeccionar capas y trajes de chaqueta. "Nuestro objetivo es
sacar a la luz prendas artesanales, exclusivas, con una lana que tenga
un reconocimiento universal".
Esta lana de oveja negra merina, cuya densidad de la fibra
supera hasta en cuatro veces a la de otras razas, fue durante años "el
oro de España, un activo económico muy importante", dice.
Hasta ahora, con este producto se han hecho pocas cosas,
pequeñas producciones de calcetines, gorros o bufandas: "Nosotros
queremos darle mayor valor, el que se merece".
La oveja merina negra genera la lana de mayor calidad del
mundo. "Este animal está muy vinculado a la historia y economía de
España por su alta especialización en la producción de lana".
España fue la cuna del carnero merino, una raza que se
localizó exclusivamente en nuestro país, donde se seleccionó y organizó
su explotación y producción, de manera que permitió a nuestro país,
desde mediados del siglo XV a mediados del XVII, dominar el mercado
internacional de la lana.
La venta de lana se explotó exclusivamente en España hasta
que, a finales del siglo XVIII, fue permitida la exportación de animales
de esta raza.
Por eso, Australia posee "la mejor lana merina", dice
Oteyza, quien cuenta que este proyecto incluye un estudio genético en
ese país con la idea de recoger muestras y ver cómo se ha mejorado y
pulido la lana.
A principios del siglo XX, la oveja merina negra se empezó a
desechar con la llegada del color a la moda, ya que la lana, al
contrario que la blanca, no se podía teñir. "Nosotros queremos trabajar
una sastrería en tonos negro, marrón, 'camel' y beige, sin manipular los
tonos originales de la lana".
El hecho de que la industria textil se decantara por la lana
blanca derivó "en una selección artificial que casi acaba con la oveja
negra", puntualiza este sastre, que reconoce que "a los primeros
criadores les importaba más la cantidad y calidad de la lana que su
color".
Hoy, con este proyecto apegado a la tradición y de alma
ecológica, en las cabañas de España se están seleccionando los mejores
vellones para hacer las primeras hilaturas y confeccionar prendas que
con excelencia y sello español levanten pasiones.
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