MÉXICO.- La inversión de España en México, la
segunda por detrás de Estados Unidos, no ha decaído de momento por el
"torbellino Trump", pero las 5.800 empresas españolas presentes en
tierras mexicanas observan expectantes el incierto futuro de un país
donde algunas obtienen sus mayores beneficios.
"Existe un clima de incertidumbre sobre todo por lo heterodoxo que está
resultando el comportamiento político pero económicamente hablando no
diría yo que exista un gran pesimismo", afirmó hoy Jorge Mariné,
titular de la Oficina Económica y Comercial de España en México.
Mariné asegura que "la inversión española no se ha resentido", como tampoco lo ha hecho el comercio bilateral.
Según los últimos datos del Ministerio de Economía de España, entre
enero y noviembre de 2016 las exportaciones españolas a México sumaron
3.762,6 millones de euros (unos 4.000 millones de dólares), el 4,1 %
menos que en el mismo periodo de 2015.
Mientras, las
importaciones ascendieron a 3.053,7 millones de euros (3.246 millones de
dólares), el 9,6 % menos, lo que arroja un saldo positivo para España
de 708,9 millones.
Aunque esas cifras son de antes de
que se produjera "el efecto desestabilizador" de los anuncios de Donald
Trump ya como inquilino de la Casa Blanca, "sí se habían producido
grandes cambios que lo habían descontado", matiza Mariné.
"El peso mexicano, que hoy está a 22 unidades el dólar, está al mismo
valor que el 1 de enero y la verdadera bajada del peso se produjo en
2016", recuerda.
En Madrid directivos de compañías
españolas con intereses en México consultados coinciden en
mantener su apuesta por ese mercado al margen de la actual coyuntura
pero admiten que Trump puede perjudicar a la economía mexicana e
impactarles de forma indirecta.
Mientras, la Cámara
Española de Comercio de México albergó esta semana, de forma
sintomática, dos ponencias de exsecretarios (exministros) mexicanos
sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vigente desde
1994 entre Estados Unidos, Canadá y México, y que Trump pretende
dinamitar.
Las compañías españolas que deberían estar
más pendientes de lo que pase -subraya Mariné- están en el sector
financiero, donde "la operación del BBVA en el país representa el 25 por
ciento del beneficio de los activos y la del Banco Santander el 18".
Otras que miran de reojo a Trump son las empresas de piezas de automóviles, como Antolín.
"Si los montadores siguen montando automóviles en México ellos no van a
notar el cambio, pero si se van a Estados Unidos tendrán que
exportarles allí o deslocalizarse en ese país", advierte.
Trump ha logrado este año que varias empresas estadounidenses del
sector con plantas en México, como Ford o General Motors, echaran atrás
algunas inversiones allí para llevarlas a su país de origen.
Las empresas españolas de infraestructura y construcción "se han visto
afectadas porque ha habido una reducción en la inversión pública", pero a
causa de la caída del ingreso petrolero de la nación latinoamericana,
pero eso puede cambiar por la recuperación paulatina del precio del
crudo, opina Mariné.
Según cifras oficiales de
México, de enero a septiembre de 2016 la Inversión Extranjera Directa
(IED) por país de origen la encabezó Estados Unidos, con el 35,7%;
seguido de España, 13,2%.
Pese a la incertidumbre el
pasado 20 de enero Iberdrola anunció la adjudicación a Gamesa de 134
aerogeneradores para dos parques eólicos que construirá en México y que
entrarán en funcionamiento en 2019.
Iberdrola, primer
productor privado de electricidad en el país, prevé poner en marcha
entre 2016 y 2020 nuevas centrales de ciclo combinado y plantas de
cogeneración.
La filial de la empresa española OHL en
México ha anunciado que en 2017 contempla invertir más de 350 millones
de dólares (330 millones de euros) en diversos proyectos de
infraestructura.
En un comunicado, la compañía
subrayó que "mantiene firme su apuesta y compromiso por México", un país
"con grandes oportunidades de crecimiento, a pesar de la
incertidumbre".
Acciona acaba de celebrar en México
su primer consejo de administración fuera de España y en enero se
adjudicó -en un consorcio liderado por las mexicanas ICA y Carso, de
Carlos Slim- la construcción de la terminal de pasajeros del nuevo
Aeropuerto de Ciudad de México.
Las buenas
intenciones y los hechos están ahí, pero también la inquietud por el
resultado de las negociaciones de México con la nueva Administración en
Estados Unidos, país al que destina más de 80% de sus exportaciones.
"A España le interesa que la relación entre México y Estados Unidos
siga siendo fuerte y buena. Cuanta mejor le vaya al país donde
invertimos, mejor nos va a ir", sentencia Mariné.
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