LONDRES.- "Los próximos cinco años son los más retadores para Reino Unido desde que nací". Con esa frase de Theresa May, que tiene 60 años, comienza el programa electoral del Partido Conservador.
Lo ha presentado, con su peculiar tono incitador a una comunión
nacional y el acento en su propia persona y en su liderazgo recomendado
por sus asesores electorales, en Halifax, con el ruido de fondo de
protestas contra su partido y sus políticas.
Halifax está en una comarca del norte de Inglaterra,
Yorkshire, que acogió en parte de su territorio una gran concentración
de industria y minería. En esta zona en particular la prosperidad creció
de la mano de la industria textil. Y la circunscripción electoral que
englobó a Halifax en el referéndum de 2016 votó holgadamente en favor
del 'Brexit'. May, con sus ministros escuchándola en primera fila, quiere arrebatar a los laboristas este territorio.
Si su predecesor, David Cameron, combinó una política de
austeridad fiscal desde 2010 con el aliento de una 'Gran Sociedad' en la
que el espíritu ciudadano y el voluntariado podría reemplazar al
Estado, May es menos liberal en lo económico- quiere penalizar el exceso
de salarios en directivos y más control de adquisiciones o fusiones de
empresas- pero su oratoria siempre tiene presente que su objetivo es "la
gente trabajadora ordinaria".
Marcaba hoy su nueva ruta, líder por primera vez. "Este es
mi programa para Reino Unido", ha dicho, para crear "una gran
meritocracia", "la nación que yo quiero ver". No será sencillo, porque
"muchos quieren que fallemos".
Pero el 'Brexit' es "la oportunidad de
dar un paso hacia atrás y ver qué país queremos construir". Ella está
convencida de que puede ser "más fuerte, más justo y más próspero que
nunca en la historia", "si acertamos en el Brexit".
"Si fallamos las consecuencias para Reino Unido serán
horribles. Si tenemos éxito grandes oportunidades se abrirán en el
futuro". May ofrece su "optimismo de que puedo conseguir el mejor
acuerdo par a todos", tras advertir de la presencia de enemigos que
quieren el mal horrible para el país.
"Uníos a mí en el viaje", ha
pedido a quienes le estuvieran escuchando.
La retórica de la líder conservadora envuelve decisiones
complicadas. La promesa en el programa electoral de crear un sistema de
préstamo con el aval de la vivienda para pagar cuidados asistenciales de
larga duración está creando hoy recelos tras ser anunciada. La decisión
en el último presupuesto de aumentar los impuestos de los autónomos,
que pagan bajas contribuciones si se compara con otros países, ya tuvo
que ser retirada.
Medidas de gobiernos recientes que intentan enmendar los
problemas de deuda y déficit provocan respuestas airadas de las clases
medias, sean estudiantes universitarios, autónomos o jubilados. La
eliminación del déficit se aplaza en este programa electoral a 2025. Y
la reducción de inmigrantes a decenas de miles tendrá coste económico. Y
el 'Brexit' ha de tener un impacto negativo al menos en el corto plazo.
El viaje de May comienza con curvas peligrosas y baches.
Los laboristas de Jeremy Corbyn prometen algo diferente.
Confían en el Estado para que gestione sectores económicos
renacionalizados y los servicios públicos que gastarán más, y también
para recaudar más impuestos a los más ricos. Los británicos eligen entre
esas dos opciones principales el 8 de junio y quedan ahora tres semanas
de campaña para saber si el pronóstico de una victoria de May se pone
en duda.
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