GÉNOVA.- El Mediterráneo es el laboratorio que servirá para anticipar la gestión de la pesca en los demás mares del planeta frente a problemas globales como la destrucción del hábitat y el cambio climático, apuntaron hoy científicos italianos.
Con una reflexión sobre la estrategia marina europea abrió hoy sus
puertas la feria Slow Fish, organizada en la ciudad italiana de Génova
por el movimiento Slow Food, que aboga por una alimentación saludable y
sostenible.
El Mediterráneo, rico en biodiversidad, se ha convertido
en un "laboratorio con el que anticipar las medidas que luego se verán
en todo el planeta", dijo Roberto Danovaro, presidente de una estación
zoológica de Nápoles (sur de Italia).
En esa cuenca
la sobreexplotación de los recursos pesqueros está dañando los
ecosistemas junto al cambio climático, ese "enemigo invisible" de los
océanos, a su vez sumideros naturales de dióxido de carbono, añadió
Danovaro.
Así, por ejemplo, la sequía está
disminuyendo el caudal de agua que los ríos vierten al mar, aumentando
así el grado de salinidad, a la que son sensibles ciertas especies.
Según Danovaro, el 90 % de los peces viven en las profundidades del mar
y, con cada vez menos recursos en la costa, la pesca se está
expandiendo hacia esas zonas en las que todavía hace falta "entender
mejor lo que sucede".
El experto instó a impulsar
proyectos de restauración de los mares europeos "como lo que se hace con
las obras de arte" y a crear una industria que se encargue de recuperar
los océanos degradados.
Comentó que ya existen
iniciativas para promover el consumo de productos marinos más
sostenibles como las algas o los invertebrados, en vez de comer pescados
que están en lo alto de la cadena trófica y son claves para el
funcionamiento de los ecosistemas.
El presidente del
comité científico de Slow Fish, Silvio Greco, destacó que en la
actualidad se ha reducido el número de especies disponibles en el
mercado frente a la variedad que había antes, aumentando así la presión
sobre los recursos pesqueros.
Consideró necesaria la
veda de pesca de determinadas especies como el atún rojo, que tarda años
en recuperarse y cuya captura está limitada temporalmente en la Unión
Europea (UE).
La actual directiva europea sobre la
estrategia marina establece que los países deben adoptar las medidas
necesarias para lograr o mantener un buen estado ambiental del medio
marino para 2020.
Para ello se tienen en cuenta
distintos indicadores como los que miden el grado de diversidad, de
basura en el mar o de contaminantes en los alimentos pesqueros.
De todos ellos, apenas se tiene información de los desechos marinos, al
tiempo que se necesitan más controles y programas de conservación,
indicó el director general de la agencia para la protección del
medioambiente en la región de Liguria, Carlo Pepe.
En
la charla también participó el ministro de Políticas Agrícolas,
Alimentarias y Forestales de Italia, Maurizio Martina, que llamó a
proteger el mar Mediterráneo pese a toda la complejidad que entraña, así
como la pesca en pequeña escala en un mundo globalizado.
"Podemos tener reglas muy rígidas pero tenemos que coordinarnos con
otras regiones fuera de la UE como se está viendo en el sur del
Mediterráneo", afirmó en declaraciones a la prensa.
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