ESTAMBUL.- El presidente turco, Recep Tayyip
Erdogan, ha amenazado hoy a las empresas energéticas con "perder" la
amistad con Turquía si cierran acuerdos con el Gobierno de Chipre para
explotar el petróleo y el gas en la isla y sus aguas, mientras no se
resuelva el conflicto que la divide.
"El conflicto de
Chipre sigue sin resolverse. La semana pasada se perdió una
oportunidad, debido a la actitud negativa de los grecochipriotas", dijo
Erdogan en el XXII Congreso Mundial de Petróleo que se celebra en
Estambul hasta el próximo jueves.
"No se puede entender que haya empresas negociando con
ellos (el Gobierno de Chipre). Los recursos pertenecen a toda la isla.
Advertimos a las empresas de que no den pasos unilaterales; de lo
contrario se arriesgan a perder un amigo", advirtió.
El mandatario aludió así al fracaso, el pasado viernes, de las
negociaciones para la reunificación de Chipre en Crans-Montana (Suiza)
entre greco y turcochipriotas, y a las tensiones en la disputa sobre la
explotación de los grandes yacimientos de hidrocarburos descubiertos en
el Mediterráneo oriental.
Por otro lado, Erdogan
alertó del impacto negativo que puede tener en la seguridad energética
la actual crisis entre Qatar y los vecinos árabes que han aislado al
pequeño emirato del Golfo Pérsico.
"Queremos rebajar
tensiones en la región del Golfo. Hemos hecho lo que hemos podido para
calmar la crisis en Qatar. No queremos más conflictos en la región",
dijo el mandatario turco.
Aunque Arabia Saudí,
Emiratos Árabes Unidos, Egipto y varios otros países impusieron el mes
pasado un embargo total a Qatar por supuestamente "apoyar el
terrorismo", altos cargos y empresarios de todos estos Estados se hallan
en el Congreso en Estambul junto al ministro catarí de Energía, Mohamed
bin Saleh Al Sada.
También los presidentes de
Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y de Serbia, Alexander Vuçiç, así como los
primeros ministros de Bulgaria, Boyko Borisov; Albania, Edi Rama, y
Turquía, Binali Yildirim, participaron hoy en el Congreso.
Todos ellos subrayaron la importancia de desarrollar el "pasillo
meridional" energético para llevar gas natural del Mar Caspio a través
del gasoducto turco Tanap a Europa.
El fluido
atravesaría Bulgaria y Albania, país donde conectaría con el futuro
gasoducto Transadriático (TAP) para alcanzar Italia, con un ramal hacia
Serbia y los consumidores balcánicos.
Erdogan definió
el papel transmisor de Turquía como "una nueva ruta de la seda
energética" que promocionaría "paz y prosperidad".
Pero concluyó agregando que para la estabilidad es necesario combatir a
las organizaciones terroristas, entre las que nombró al proscrito
Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Advirtió
de que para combatirlas Turquía hará "lo que fuese necesario, tanto
dentro de sus fronteras como fuera de ellas" y "sin pedir permiso a
nadie".
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