MADRID.- Los alumnos de origen
inmigrante son 5 puntos porcentuales más propensos que los estudiantes
nativos españoles a denunciar "intimidación frecuente" en el ámbito
escolar, mientras que en el promedio de la OCDE la diferencia es de tres
puntos, según el informe 'La resiliencia de los estudiantes de origen
inmigrante' de la OCDE.
Además,
este colectivo presenta más probabilidades de repetir al menos un curso
(ocho puntos más frente a cuatro en el promedio de la OCDE), después de
que sus autores hayan analizado su desempeño académico y su estado
socioeconómico.
Estas
son algunas de las conclusiones este documento publicado este lunes 19
de marzo sobre el bienestar académico, integración, expectativas de
futuro e inquietudes de los alumnos de 15 años inmigrantes y nativos de
los 35 países participantes PISA 2015.
Además,
los alumnos de origen inmigrante de segunda generación son diez puntos
porcentuales más proclives que los alumnos nativos españoles a alertar sobre "tratos injustos"
por parte de los profesores frente a los siete puntos de diferencia del
promedio de la OCDE. No obstante esta distancia no existe entre los de
origen inmigrante de primera generación y los estusiantes nativos.
"Es
importante destacar que, a diferencia de las publicaciones anteriores
no nos centramos sólo en el rendimiento académico de los alumnos de
origen inmigrante, sino también en resultados de bienestar: Su
sentido de pertenencia e integración, satisfacción con la vida, la
ansiedad relacionada con su desempeño escolar y sus logros", ha indicado
uno de los consultores del equipo de Migración de la
OCDE Alessandro Ferrara.
Los alumnos de origen inmigrante en España están más integrados en la escuela
que la media de los países de la OCDE, ya que más del 73% subraya que
tiene un fuerte sentimiento de pertenencia a su centro educativo, diez
puntos porcentuales más que la media de la OCDE.
Sin embargo, este colectivo se siente menos satisfecho que los nativos españoles, que
alcanzan el 85%, "una brecha significativa" de 12 puntos porcentuales,
frente a los siete de diferencia en el promedio de la OCDE, y muy
superior al de otros países. En España, los alumnos de origen inmigrante
representaron el 18% del alumnado cuando se hizo el estudio en 2015
mientras que en la media de la OCDE es del 21% y en la OCDE del 23%.
Este
analista de la OCDE ha subrayado que, a diferencia de anteriores
publicaciones de PISA, que se centran sólo en los hijos de dos padres
nacidos en el extranjero, en este informe se tiene en cuenta la
situación de aquellos alumnos inmigrantes de segunda generación con
ambos progenitores nacidos en el extranjero o solo uno de ellos.
Esta
diferencia de sentido de pertenencia a la escuela entre inmigrantes y
nativos, Ferrara señala que proviene "principalmente" de los estudiantes
inmigrantes de primera generación, que consideran que están menos
integrados que los de segunda generación. La diferencia es de 14 puntos
porcentuales, mientras que en la media de la OCDE son 9 puntos.
La OCDE señala que en España, los padres de los alumnos de origen inmigrante están menos involucrados
o integrados en el centro educativo de sus hijos, de hecho son un 34%
menos propensos a participar en la comunidad escolar que los padres de
los alumnos nativos españoles. Esta es la diferencia más grande entre
los países de la OCDE.
Para los autores del informe, en España el estatus socioeconómico tiene un papel "definitivo"
a la hora de marcar esta diferencia de rendimiento académico entre los
nativos y los inmigrantes. "Este aspecto socioeconómico explica casi una
cuarta parte de las deficiencias de resultados", sostiene Ferrara.
En
PISA 2015, en España, el 75% de los estudiantes españoles de padres
nativos alcanzaron al menos el nivel de competencia 2 --el mínimo para
poder desenvolverse en la vida cotidiana-- en las tres materias
centrales de PISA (Matemáticas, Lectura y Ciencias).
Por
el contrario, solo el 54% de los estudiantes inmigrantes de primera o
segunda generación lo hicieron, una diferencia "estadísticamente
significativa" para la OCDE de 21 puntos porcentuales, tres más que el
promedio en los países de la OCDE).
Al
igual que en la mayoría de los países de la OCDE, en España, la
proporción de estudiantes inmigrantes de segunda generación que
alcanzaron la competencia académica básica (61%) fue mayor que la de
inmigrantes de primera generación (52%). Sin embargo, la diferencia
entre los dos no es estadísticamente significativa para los autores del
informe.
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