El avance hacia el proteccionismo comercial empieza a pasar factura a
las previsiones económicas. La OCDE, uno de los organismos
internacionales con una visión global más completa en lo económico,
acaba de anticipar una rebaja en sus previsiones de crecimiento. De
momento, el recorte es suave, apenas una décima este año en el
crecimiento mundial y dos décimas en el año 2019. Pero hay otras
conclusiones inquietantes.
Una de ellas es el hecho de que el crecimiento económico está dejando
de ser acompasado a escala global y se acentúan las diferencias entre
zonas. Mientras en Estados Unidos y en China la previsión es favorable,
en la zona euro, muy dependiente del comercio exterior, el recorte de
las expectativas es mayor, más acusado.
También en el caso de los países emergentes, aunque en esta amplia
zona parece que el quebranto queda de momento limitado a Turquía y a
Argentina, dos zonas en las que España tiene algunos intereses
económicos relevantes, sobre todo en el país sudamericano.
En Brasil
habrá que esperar al desarrollo de la batalla política, aunque de
momento el ritmo de actividad económica está por debajo de lo que se
esperaba y su decaimiento puede acentuarse aún más.
La rebaja del crecimiento en Europa puede llegar por la vía de las
exportaciones y en particular en las del sector del automóvil, aunque
también en importantes sectores industriales, algunos de los cuales
están bastante enraizados en España.
Pero en Europa, el gran foco de incertidumbre es el Brexit.
La
negociación entre la UE y los británicos no marcha por buen camino y se
espera lo peor, lo que provocará un frenazo adicional en la actividad
económica ya que tanto el comercio intracomunitario como las inversión
en algunos países van a verse afectadas de forma negativa.
Tampoco hay que perder de vista a Italia, un país con rumbo político
incierto aunque sus dirigentes se reafirmen con asiduidad en la firmeza
de sus compromisos comunitarios, sobre todo en materia presupuestaria.
Lo cierto es que Gran Bretaña e Italia representan hoy en día sendos
focos de incertidumbre para el proyecto europeo. En el caso italiano,
los medios económicos son cada días más pesimistas y así lo están
reflejando las principales variables económicas que se pueden observar
en los mercados financieros internacionales, en donde el crédito de este
país se ha visto severamente encarecido.
El rumbo futuro de la economía europea se juega mucho, en todo caso,
en las medidas que adopte el Banco Central Europeo en el inmediato
futuro (a partir del inicio del año 2019), cuando deberá afrontar, junto
al relevo en su cúpula directiva, un posible cambio de su estrategia
monetaria, ya que si el guión pide endurecimiento de la gestión del
dinero y subida de los tipos de interés, la economía quizás requiera
otras medicinas para contrarrestar el eventual debilitamiento en la
actividad que se nos avecina.
(*) Periodista y economista español
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