PARÍS.- Tasas
estadounidenses, guerra comercial, efecto contagio: desde hace unas
semanas, las divisas de varios países emergentes sufren. A continuación
algunos elementos para entender el marasmo.
La
onda expansiva partió desde la Reserva Federal estadounidense cuando
comenzó a subir sus tasas de interés. El efecto inmediato se tradujo por
un dólar más fuerte y encareció el costo de financiamiento.
"En
estos casos, los activos más vulnerables siempre se venden primero",
explica Isabelle Mateos y Lago, directora general de BlackRock
Investment Institute.
La
decisión de la Fed fragilizó la estructura, pero no explica por sí sóla
los movimientos violentos del verano boreal de algunas divisas.
La
inquietud sobre el vigor del crecimiento chino incrementó la presión.
Pero la verdadera tensión se debe a la guerra comercial.
El
mundo emergente fue la "principal víctima colateral" de la Fed y de la
guerra comercial de Estados Unidos "que duplicó la pena", escribió
Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac.
En
caso de complicaciones se jerarquiza entre los países y entre los
activos: las divisas se cambian en un mercado muy grande y volátil, es
generalmente por ahí que empiezan los inversores. Siguen con las
acciones y los bonos de deuda.
"Todos
los activos emergentes sufrieron. La volatilidad más fuerte afectó a
las divisas, pero las acciones emergentes también perdieron un 11% desde
que empezó el año y la deuda tampoco quedó indemne", resumió Isabelle
Mateos y Lago.
- ¿Por qué la moneda turca fue la primera?
"Fueron
sobre todo las tensiones por el pastor estadounidense encarcelado en
Turquía las que sirvieron de detonante", estimó Regis Chatellier,
analista de Société Générale CIB.
"El
país se plantó en sus posiciones, el presidente estadounidense replicó
imponiendo aranceles, y los inversores empezaron a tener miedo, ya que
el país depende masivamente del financiamiento extranjero en dólares",
completó.
Desde
entonces la decisión del Banco Central turco de subir las tasas de
interés hizo bajar la temperatura, pero la situación sigue siendo
frágil.
Luego
de la tensión con la lira turca "los mercados buscaron la próxima
víctima y quisieron replicar lo mismo con Argentina", analiza
Chatellier.
"Argentina
cumplía en teoría todos los requisitos. Con la diferencia de que tiene
el apoyo del FMI", observa el experto por lo que estima que la tensión
"fue un poco exagerada" con ese país.
"Para
Sudáfrica, el contexto es muy específico y la preocupación principal es
sobre la reforma agraria". En cuanto a Indonesia "su déficit externo es
muy moderado, su tasa de inflación es baja, no hay recalentamiento de
la economía y la configuración es diferente", añade.
"Se
trata más de presiones en países que tienen una situación particular",
subraya Jean-Marc Mercier, director de la división mercado de capitales
de HSBC, que evoca por el contrario países "a los que les va bien" como
los de Medio Oriente, Chile o incluso Corea del Sur.
Para muchos expertos, la resistencia de la economía china tendrá un papel clave para evitar un contagio a escala global.
La
crisis que aqueja a grandes economías emergentes no tuvo de momento un
efecto contagio "como a fines de los 1990", ya que son "menos
vulnerables que entonces", reconoció el jueves la Organización para la
Cooperación el Desarrollo Económicos (OCDE).
"El
agravamiento de las tensiones comerciales podría exacerbar las
flaquezas, en especial si China termina afectada, reflejando así la
integración creciente en la red comercial mundial de la mayoría de los
mercados emergentes durante las últimas dos décadas", explicó la
organización.
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