MADRID.- La economía española ha entrado de lleno en el proceso de desaceleración
previsto por los principales organismos internacionales y expertos,
pero este enfriamiento podría ser más acusado de lo estimado
inicialmente.
Así lo constatan las principales casas de análisis -como el servicio
de estudios de BBVA, la Autoridad Fiscal Independiente o la Fundación de
las Cajas de Ahorro- que tras conocer los últimos indicadores de los
meses de verano han anunciado que sus previsiones tienen un “sesgo a la
baja”.
El calendario de esta desaceleración no acompaña al nuevo
Gobierno de Pedro Sánchez, que tiene que elaborar durante estas semanas
las cuentas para el próximo ejercicio en el que pretenden incluir varios
planes sociales.
El Gobierno espera que la economía crezca este
año un 2,7 por ciento, por encima de la media de los países del euro.
Incluso si la previsión se rebaja unas décimas, el crecimiento seguiría
siendo uno de los más vigorosos entre los países vecinos.
España lleva creciendo ya 19 trimestres seguidos y entre 2015 y 2017 lo hizo a tasas por encima del 3 por ciento.
Pero
los expertos advierten de que los datos de empleo de agosto y de ventas
minoristas de julio -negativo por tercer mes consecutivo- han
ensombrecido los pronósticos que solo salvará un decidido repunte en
septiembre.
La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha asegurado
en numerosas intervenciones en medios en los últimos días que la
desaceleración está en línea con lo previsto y que no van a modificar su
estimación salvo “shocks externos negativos”, como recoge en una
columna de opinión del diario Expansión.
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