viernes, 23 de diciembre de 2016

Líbano e Irán, en busca de cooperación, diálogo y entendimiento

BEIRUT.- Pese a su sabida afinidad con Arabia Saudita, el nuevo primer ministro libanés, Saad Hariri, prometió fomentar relaciones de cooperación, diálogo y entendimiento con Irán en bien de la estabilidad nacional y regional, destacaron hoy analistas. 

Foros y programas de opinión en redes sociales y canales televisivos analizaron el alcance que puede tener para las relaciones Beirut-Teherán la reunión de Hariri con el vicecanciller iraní para Asuntos de Africanos y Árabes, Hossein Jaberi Ansari, actualmente de visita en el país.

El flamante jefe de gobierno recibió a Ansari y su delegación para discutir de cooperación bilateral y la expansión de los vínculos 'en todos los dominios, incluida el área económica', aunque sin dudas los mayores retos para el buen relacionamiento son Siria, Hizbulah y los países del Golfo.

Para el emisario de la república islámica, 'la clave para sortear diferencias y confrontaciones de varias facciones políticas y sociales en la región es el entendimiento, el acuerdo y el diálogo serio y constructivo', de ahí la voluntad de promover nexos cordiales, sin hacer renuncias esenciales.

Ansari, quien tiene previsto reunirse este viernes con otras autoridades políticas libanesas, en particular la cúpula del movimiento de Resistencia chiita Hizbulah, expresó anoche a periodistas sentirse 'feliz' por hablar con Hariri al frente de un nuevo gabinete de unidad nacional.

A nombre personal y de las autoridades iraníes, mostró optimismo de que la gestión del flamante mandatario acompañará cambios positivos a nivel regional y abrirá una fase en la cooperación con este país, influenciado y afectado en las últimas décadas por acontecimientos de su entorno.

La guerra en Siria, la participación en ella de combatientes de Hizbulah en apoyo al gobierno del presidente Bashar Al-Assad, la solidaridad de ese partido de la Resistencia con el movimiento rebelde Ansar Allah en Yemen, y las críticas a la guerra que le impone Arabia Saudita, sirven de ejemplo.

Igualmente, en el caso sirio, preocupa la presencia aquí de más de 1,5 millones de refugiados, un flujo que justo ayer el patriarca de la Iglesia maronita, cardenal Beshara Rahi, alertaba que 'hace peligrar la entidad libanesa', valoración común entre un amplio espectro de líderes políticos.

Desde la perspectiva de las fuerzas afines a Hariri, una de las supuestas causas de la parálisis política libanesa fue la incidencia de Hizbulah en los gobiernos anteriores y la estrecha cercanía del partido chiita al país persa.

Ansari, aunque con un enfoque opuesto, reconoció que una de las más importantes influencias de El Líbano en los ámbitos regional e internacional en general en las últimas dos décadas ha sido 'la resistencia efectiva y activa contra la ocupación, expansión y aventurerismo del régimen sionista'.

Funcionarios de Hizbulah (Partido de Dios) admitieron que su lectura de la compleja realidad doméstica apunta al empeño del movimiento Mustaqbal (Futuro), que lidera Hariri, y de sus aliados en alinearlo con el 'eje del Golfo', que encabeza Arabia Saudita.

Sin embargo, el ambiente de la visita de Ansari a Beirut omitió, al menos en público, viejas rencillas y el vicecanciller iraní subrayó que El Líbano 'ha servido siempre como modelo de coexistencia pacífica de varios grupos étnicos, sociales y políticos, religiones y facciones'.

Particularmente en las últimas décadas y tras la guerra civil (1975-1990), el país logró erigirse como modelo regional exitoso en ese dominio, acotó al citar de ejemplo el reciente acuerdo a partir del apoyo de Hariri a Michel Aoun, candidato de Hizbulah, para convertirse en presidente.

Con todo, a ningún analista escapa el hecho de que Siria, tanto por la guerra que libra desde hace casi seis años como por su histórico rol de valladar árabe contra Israel, será una asignatura siempre sujeta a examen, más aun por la presencia militar de Hizbulah junto a Al-Assad.

Ansari llegó el jueves en la noche a El Líbano a través de la frontera sirio-libanesa de Al-Jadida-Masna y tras reunirse en Damasco, por separado, con el presidente Al-Assad, el primer ministro Imad Mohammad Khamis, el canciller Walid Muallem, y su viceministro de Exteriores Faisal Mekdad.

Obviamente, los temas bilaterales dominaron las pláticas con autoridades sirias y libanesas, pero el hecho de que las visitas ocurran días después de la reunión tripartita sobre Siria en Moscú de los cancilleres ruso, turco e iraní, induce a pensar que de El Líbano se desee y espere mucho más.

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