miércoles, 19 de julio de 2017

La gran mafia futbolera / Julián Gª Candau *

El fútbol nunca ha estado lejos de la corrupción. La conocida era cutre al lado de la que ahora se conoce. El FBI, curiosamente desde un país en el que el fútbol está por debajo de sus grandes ligas, empezó a investigar y a poner en la cárcel a individuos relacionados con la Confederación Suramericana en la que estuvo como director general Gorka Villar, hijo del casi eterno presidente de la Federación Española. Las grandes sospechas nacieron en las adjudicaciones  de los próximos mundiales a Moscú y Qatar. Los votos valieron pingues compensaciones. En las investigaciones policiales internacionales no se salvaron dirigentes europeos.

La compra de partidos, en su mayoría, han quedado en el baúl de los recuerdos. Durante años se supo que se pagaban primas por ganar y en algunos casos por perder. Estas compensaciones tenían que ver con títulos o descensos. Cada año se han vertido suposiciones incluidas las presuntas compras de árbitros. Los titulares que hablan de maletines son cosa de cada final de campaña. En Italia los grandes fastos tuvieron que ver con la manipulación de las apuestas. En estos casos se llegó a sancionar fuertemente a jugadores y clubes. En España y hasta en muy pocas ocasiones se ha castigado por el control antidopaje.

Todas estas cuestiones han sido insignificancias comparadas con lo que llevamos años conociendo. Las relaciones familiares que en España se han centrado en Villar padre e hijo, tuvieron mayor relevancia en Brasil con Joao Havelange presidente de la FIFA y su yerno Ricardo Terra Oliveira, presidente de la Confederación Brasileña durante 23 años y que fue acusado y juzgado por nepotismo, corrupción y clientelismo.

Lo de Moscú y fundamentalmente, lo de Qatar, campeonato que si no hay cambios fundamentales supondrá un drama para los futbolistas participantes por el calor, es historia a la que aún no se la ha puesto punto final. Ángel María Villar sólo ha tenido que comparecer ante los organismos internacionales como testigo. No ha sido acusado, pero de la trama que ha demostrado la Guardia Civil no puede salir ileso. Independientemente de lo que decidan los tribunales, la sentencia popular ya está dictada.

En la misma trama están involucrados varios presidentes de federaciones regionales. La mierda no está sólo en los cuatro detenidos. Las actuaciones de algunos denotan la existencia de organización mafiosa.

El PSOE dictó lo que se conoció como el “decreto AntiPorta”. El PP ha sido, por medio de Miguel Cardenal, ex Secretario de Estado para el Deporte, el promotor de operación más profunda. Aquí no era cuestión de un decreto. Lo que no ha sido posible por medio de la aplicación de la Ley del Deporte se ha conseguido con dos señoras fiscales Anticorrupción y las habilidades de la Guardia Civil.

Villar ganó fama por la bofetada que le propinó a Johan Cruyff y le costó la expulsión en San Mamés. Ahora le echan del fútbol y la tarjeta roja se la muestra más gente que la del deporte.


(*) Periodista español



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