La UE
llegaba al G.20 con un “acuerdo de principios” con Japón en el que
hay cuestiones todavía objeto de negociación, las garantías para
las inversiones, por ejemplo. Acuerdo que solamente se cerrará
después de su ratificación por los parlamentos de los estados
miembros, incluido el del propio Japón. Acuerdo, que en todo caso
constituye una señal para el “amigo” americano: La UE y Japón
apuestan por más apertura en sus transacciones económicas.
En
la cumbre de Hamburgo, la anfitriona Merkel tenía que demostrar su
condición de líder europea, también mundial, atrayendo a su causa
–libertad de comercio y medio ambiente- al máximo de otras delegaciones.
Todo ello cuidando de no desairar al presidente norteamericano
relegándole a un rincón en este momento de la historia.
El objetivo del comercio libre habría que matizarlo, el comercio
sería libre pero sin apoyos artificiales. En el comunicado emitido por
los asistentes a la cumbre del G.20 se dice: “El comercio y las
inversiones internacionales son importantes instrumentos para promover
crecimiento, productividad, innovación, creación de empleo y riqueza.
Mantendremos los mercados abiertos y continuaremos la lucha contra el
proteccionismo, incluyendo las prácticas desleales y reconociendo el
papel que tiene cada estado de aplicar legítimos medios en defensa de
sus intereses”.
En el contencioso del cambio climático el comunicado también acude a
un lenguaje sofisticadamente ambiguo: “Tomamos nota de la decisión de
los EEUU de retirarse del acuerdo de París… que, sin embargo, afirma su
determinación de reducir las emisiones contaminantes y de trabajar con
otros países en el desarrollo de fuentes limpias de energía”. El acuerdo
de París sigue siendo un compromiso irrenunciable pero los EEUU tienen
libertad de seguir sus propias iniciativas.
Ambigüedad también en lo que refiere al contencioso del acero. La
administración norteamericana ha amenazado con bloquear las
importaciones de acero, incluidas las procedentes de Europa, por motivos
de seguridad nacional. La Declaración del G.20 en el epígrafe sobre el
“Exceso de Capacidad” en sectores industriales incluye una llamada a los
miembros del Global Forum on Steal Excess Capacity para que cumplan sus
compromisos de exceso de capacidad en la industria del acero.
En los aledaños del G.20 quedaban temas espinosos como el Oriente
Medio y la intervención de rusos, estadounidenses y europeos. También
estaba Ucrania y las sanciones a Rusia así como la garantía de
abastecimiento de hidrocarburos a los países del este de Europa.
En la visita a Polonia, incluido el entusiasta recibimiento
dispensado al presidente Trump, este había comprometido su palabra de
garantizar los suministros con gas norteamericano si se producía alguna
irregularidad en el abastecimiento ruso.
Trump no ha quedado aislado y Putin ha sumado muchos puntos. Revisión
de la situación en Ucrania, península de Crimea incluida, con objeto de
que sean reconsideradas las sanciones impuestas por Occidente a Rusia.
En el conflicto sirio el inmediato acuerdo de alto al fuego en el
suroeste del país es un paso firme para que el dictador sirio, El Assad,
continúe como presidente de la república.
Los propósitos europeos quedan postergados y en cuanto al
suministro de gas en los países del este de Europa, el compromiso
norteamericano de contrarrestar cualquier fallo en los envíos rusos de
gas no queda suficientemente garantizado. Rusia podría imponer su ley de
único suministrador, controlando los envíos y los precios.
Un acercamiento ruso-estadounidense en el que Putin ha asegurado sus
posiciones. El precio pagado resulta ridículo; la aceptación de una
injerencia informática en algunas empresas eléctricas de EEUU, pero
ninguna actuación que empañase el resultado de la campaña presidencial.
Ahora bien esta injerencia en las eléctricas no deja de ser asunto
grave desde el momento en que este tipo de compañías son consideradas
“utilities” de los EEUU es decir un servicio público gestionado por
empresas privadas. Una intromisión en el sistema institucional público
con el enorme riesgo de desabastecimiento, pero políticamente menos
grave que aceptar una injerencia en el desarrollo del proceso electoral a
la presidencia.
Trump ha querido quedar libre de cualquier sospecha de manipulación
por parte de Rusia. Putin ha conseguido consolidar sus posiciones en
Siria y Ucrania. El G.20 se ha reservado la retórica: “Nosotros los
dirigentes en el G.20 reunido en Hamburgo, Alemania en los días 7-8 de
julio de 2017, para afrontar los grandes desafíos económicos que plantea
la economía global y con el propósito de contribuir a la prosperidad y
al bien estar general”. Hermosos principios y muchas dudas: “¿Cuánto
durará la luna de miel entre Trump y Putin y si la Europa de la UE será
capaz de liderar una economía internacional que además de garantizar el
libre comercio mantenga la prosperidad y recorte las desigualdades?”.
La economía europea camina con paso firme, las dudas sobre EEUU y Rusia
aumentan…
(*) Economista del Estado en España
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