MADRID.- El
gobernador de Banco de España, Luis María Linde, ha afirmado hoy que la
entidad que dirige no supo anticipar entre 2000 y 2007 que se avecinaba
una fase recesiva "tan intensa" provocada por un boom inmobiliario que
se produjo en plena adopción del euro.
Durante
su comparecencia en la Comisión del Congreso que investiga la crisis
financiera desde 2000 y posterior rescate bancario, Linde ha presentado
un informe que cifra en 60.613 millones de euros el coste de las ayudas
al sector bancario.
El
gobernador del Banco de España ha señalado que la entidad consideró
riesgos a la baja en un escenario en el que el endeudamiento del sector
privado se disparaba hasta un 221 % entre 2000 y 2007, sobre todo
concentrado en el crecimiento del crédito a la vivienda y a las empresas
vinculadas al sector inmobiliario.
Linde
ha reconocido que el Banco de España no adoptó las medidas necesarias
para frenar este incremento de crédito, aunque ha puntualizado que "no
existían entonces normas legales que hicieran posible esa actuación".
Entre
2005 y 2006 el crédito del sector privado creció un 65 % y de 2001 a
2007 se construyeron 570.000 nuevas viviendas al año, una "burbuja
especulativa" que se produjo cuando España estaba entrando en la moneda
única y se producía al tiempo que la demografía se disparaba con 5
millones más de personas, un crecimiento de la población que -ha dicho-
no se veía desde mediados del siglo XVIII.
Linde
ha explicado que este crecimiento demográfico "alimentó el crecimiento
de la demanda de vivienda y aportó mano de obra que facilitó la
expansión del sector de la construcción".
También
ha reconocido que en 2012 la economía española estuvo al borde del
colapso y hubo dudas de algunos países, entre ellos España, de que
pudieran continuar en la moneda única e incluso la supervivencia del
propio euro.
"España
se enfrentaba, a mediados de 2012, a algo cercano, o casi, a un colapso
de financiación exterior, que pudo compensarse con un incremento
sustancial de la financiación del Eurosistema, que llegó a alcanzar los
412.000 millones de euros en agosto de 2012, un 34 % de la liquidez
inyectada por el Eurosistema a los bancos del conjunto de la zona euro",
ha dicho.
No
obstante, ha señalado que teniendo en cuenta las dudas que se
produjeron sobre la viabilidad del euro y la grave crisis económica, con
dos recesiones, que vivió España, la estrategia de reestructuración del
sistema financiero fue la adecuada y proporcionada, ya que -en su
opinión- ha permitido la normalización de la banca.
De
hecho ha insistido en que dejar quebrar a las entidades no era una
opción ya que hubiera supuesto la paralización de muchas entidades, un
riesgo de contagio y un "impacto demoledor sobre la confianza, el empleo
y sobre la economía real".
Al
respecto ha incidido en que habría supuesto, muy probablemente, un
coste mayor para los contribuyentes en la medida en que, casi con
seguridad, el Fondo de Garantía de Depósito (FGD) no habría podido hacer
frente a la cobertura de depósitos sin nuevas ayudas públicas.
Linde
ha explicado que la opción de una inyección masiva de capital (que ha
denominado manguerazo) sólo podía haber sido viable en 2007 o en 2008
cuando el déficit no estaba desbordado y ha puntualizado que a partir de
2009 "se hizo muy difícil" y casi imposible ya que el déficit llegaba
al 11 % del PIB y la deuda pública había aumentado hasta en 20 puntos.
"¿La
alternativa de un fuerte apoyo público hubiera tenido un impacto fiscal
menor?", se ha interrogado, tras señalar que el Banco de España no
puede intentar imaginar las consecuencias de algo que no ocurrió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario