LONDRES.- El
Reino Unido aspira a alcanzar un acuerdo comercial con la Unión Europea
(UE) que permita a sus bancos continuar ofreciendo servicios
financieros en los países comunitarios tras el "brexit", sostuvo hoy el
ministro de Economía británico, Philip Hammond.
En
un discurso en la sede del HSBC en la City de Londres, el corazón
económico de la capital británica, Hammond aseguró que la
"fragmentación" del poder financiero del Reino Unido no beneficiaría a
otras plazas europeas, sino a centros internacionales como Nueva York,
Singapur y Hong Kong.
Hammond
criticó a los "escépticos" que consideran imposible incluir el acceso a
servicios financieros en un acuerdo de libre comercio basándose en que
"no se ha hecho nunca antes".
Por
contra, considera que Londres y Bruselas deben avanzar hacia un acuerdo
a medida que tenga en cuenta los intereses particulares del Reino Unido
y considera que cualquier pacto que no contemple el acceso al mercado
europeo de bancos, aseguradoras y otras entidades financieras no sería
"justo y equilibrado".
"Quiero
dejar claro que no solo es posible incluir servicios financieros en un
acuerdo comercial, sino que es del interés mutuo hacerlo", defendió.
El
ministro recalcó que la propia Unión Europea trató de forjar una
"ambiciosa cooperación" en materia de servicios financieros con Estados
Unidos durante la negociación del ahora paralizado Acuerdo
Transatlántico de Libre Comercio e Inversiones (TTIP, en inglés).
En
el Reino Unido, el sector financiero da trabajo a 2,2 millones de
personas, genera unos 70.000 millones de libras al año en impuestos para
las arcas públicas (78.400 millones de euros) y representa el 24 % de
la actividad financiera de la Unión Europea, según datos divulgados por
la London School of Economics (LSE).
El
titular de Economía admitió que cuando el Reino Unido abandone el
mercado único comunitario, previsiblemente el 29 de marzo de 2019,
perderá el "pasaporte" financiero que otorga a sus bancos el derecho a
operar en el resto del continente, tal como ya reconoció la primera
ministra británica, Theresa May, la pasada semana.
Con
todo, Hammond considera que el "interés mutuo" de Londres y Bruselas es
continuar colaborando de forma estrecha para "asegurar que las empresas
y los ciudadanos europeos pueden continuar accediendo a los servicios
financieros del Reino Unido".
La
City de Londres es "imposibles de replicar" en otro lugar y su
influencia en Europa no se debe a su capacidad para operar en el mercado
único, sino a otros factores "intangibles" como el idioma, el "sistema
legal" y el "apetito por el riesgo" del Reino Unido, dijo el ministro.
El
presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió hoy por su parte
de que las líneas rojas que ha marcado el Gobierno de May, partidario de
abandonar el mercado único para limitar la inmigración y la unión
aduanera para gestionar desde Londres los acuerdos con terceros países,
limitan el tipo de acuerdo posible entre el Reino Unido y la UE.
Tusk
insistió asimismo en que el Reino Unido no puede escoger ciertos
sectores y descartar otros para que se beneficien de las estructuras del
mercado único comunitario.
Algunas
voces, como el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, han
expresado de forma explícita su rechazo a incluir el acceso de la banca
al mercado europeo en un acuerdo comercial.
"Los
servicios financieros no pueden estar en un acuerdo de libre comercio,
por muchas razones. Por razones de estabilidad y por cuestiones de
supervisión, porque los servicios financieros requieren unas normas muy
específicas", argumentó esta semana Le Maire en una entrevista con la
cadena BBC Radio 4.
El
ministro francés defendió sin embargo un "régimen de equivalencia" que
otorgaría acceso a las firmas financieras del Reino Unido si la
normativa británica se mantiene en paralelo a la europea, aunque Londres
dejaría de tener poder de decisión directo sobre esas regulaciones.
Hammond,
sin embargo, rechazó hoy esa solución al considerarla "inadecuada, dada
la escala y la complejidad del intercambio de servicios financieros
entre el Reino Unido y la Unión Europea".
En
el "día uno" tras el "brexit", existirá una "equivalencia de facto"
entre las leyes británicas y europeas, pero el ministro británico
sostiene que ambos sistemas deben poder "evolucionar de forma separada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario