SAN FRANCISCO.- Gobernadores, alcaldes, directores de empresas y filántropos millonarios se reúnen esta semana en San Francisco para atacar el problema del calentamiento global, en momentos en que el mundo toma consciencia de la amenaza del cambio climático ya convertido en una realidad.
En
la Cumbre Global de Acción Climática, que se extenderá durante tres
días desde este miércoles, cientos de ciudades, regiones y empresas que
valen cientos de millones se comprometerán a convertirse a energía solar
o eólica en las próximas décadas.
El
gobernador de California y anfitrión, Jerry Brown, quien comenzó su
cruzada por las energías limpias en la década de 1970, dio el ejemplo el
lunes al aprobar una legislación de referencia, que compromete al
estado a eliminar el dióxido de carbono de su red eléctrica para 2045.
"Tenemos
la oportunidad y la obligación de hacer nuestra parte para luchar
contra el cambio climático", dijo horas antes de convertir el
proyecto en ley.
Incluso
gigantes industriales en economías emergentes, como la cementera
UltraTech Cement y el fabricante de vehículos Mahindra en India, junto
con la multinacional química sudafricana Sasol, se han unido a la
iniciativa por las energías limpias.
Grandes
ciudades podrían anunciar una disminución en las emisiones de gases de
efecto invernadero, y los gobernadores darán a conocer alianzas para
apoyar los esfuerzos para gestionar de manera sostenible los bosques
tropicales densos en carbono.
Alrededor
de 1.000 inversores institucionales que manejan billones en activos
han, al menos en parte, dado la espalda a combustibles fósiles que
producen el calentamiento global.
"Esta
cumbre va a ser un escaparate para todo el mundo en términos de acción
climática", dijo Ethan Elkind, jefe del programa sobre el clima del
Centro de Derecho, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de
California, Berkeley.
La
promesa relacionada con la electricidad de California "muestra que es
posible 'descarbonizar' mientras continúa creciendo la economía y al
mismo tiempo generando trabajos", dijo.
Pero
la avalancha de promesas y declaraciones promisorias apuntan directo a
dos realidades duras e inflexibles: una política y otra arraigada en la
física de un planeta que se calienta.
Hasta
el momento, la suma de todas las iniciativas locales de reducción de
emisiones de carbono muestra un "potencial alentador", pero no se han
logrado compromisos más profundos por parte de los gobiernos nacionales,
dijo el lunes Erik Solheim, jefe de la ONU para el Medio Ambiente.
Después
de mantenerse estables por tres años, generando esperanzas de haber
tocado su punto más alto, las emisiones de dióxido de carbono volvieron a
crecer en 2017 a niveles sin precedentes.
"Si
no podemos cambiar la tendencia para 2020, nos arriesgamos a perder el
punto en el que podemos evitar que se desboque el cambio climático",
dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un discurso
el lunes, en el que advirtió sobre un "futuro oscuro y peligroso".
El
acuerdo de París, sellado en 2015 entre 196 países, llama a reducir el
calentamiento global por debajo de 2°C, con un límite de 1,5°C.
Pero
aún si los países honran su compromiso asumido en un anexo al tratado,
la tendencia va hacia 3,5°C de calentamiento a nivel global.
Con
solo un grado Celsius de incremento desde la era preindustrial, nuestro
planeta ya está lidiando con un impacto creciente del clima, incluyendo
sequías mortales, lluvias y grandes tormentas, inundaciones y crecidas
del nivel del mar.
La
política que obstaculiza la transición a una economía global alimentada
por energías limpias en lugar de combustibles fósiles viene de la Casa
Blanca y rechaza el cambio climático por considerarlo un engaño.
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