ESTRASBURGO.- La Unión Europea debería hacer alarde de su fortaleza como potencia
mundial, en un momento en el que Estados Unidos bajo la presidencia de
Donald Trump da marcha atrás de compromisos internacionales, dijo el
miércoles el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
En su discurso anual sobre el Estado de la Unión ante el Parlamento
Europeo en Estrasburgo, Juncker dijo que cuando actuaba unida, la UE era
una fuerza a tener en cuenta.
“Cuando Europa habla con una sola voz, podemos imponer nuestra posición a los demás”, dijo Juncker.
Con
la UE aún herida por la inminente retirada de Reino Unido, el creciente
nacionalismo y la disputa sobre inmigración y los valores democráticos
con líderes del Este como el húngaro Viktor Orban, Juncker insistió en
que el bloque estaba más unido de lo que parece y podría usar esa unidad
para configurar el mundo a su gusto.
En
el inicio de su último año en el cargo en el que verá a los europeos
elegir un nuevo Parlamento Europeo en mayo, el veterano ex primer
ministro de Luxemburgo subrayó su exitoso encuentro con Trump para
evitar una guerra arancelaria inmediata en julio y destacó el nuevo
interés de China en trabajar con Bruselas para mantener el libre
comercio mundial.
Refiriéndose a las dudas en muchos países sobre
el papel de Washington como líder económico global, Juncker también
dijo que el euro debería promoverse mejor como moneda mundial.
La
Comisión quiere completar un pacto comercial de la UE con Japón antes
de mayo, y también anunció el lanzamiento de una nueva relación
comercial con África.
“África no necesita caridad, sino una
alianza verdadera y equilibrada”, dijo, proponiendo una nueva asociación
que crearía 10 millones de empleos en África durante cinco años y
ayudaría a estudiantes e investigadores africanos a participar en
programas de intercambio en Europa.
Juncker también propuso
reforzar las defensas europeas ante la inmigración creando una Guardia
Costera y Fronteriza europea con 10.000 efectivos para ayudar a frenar
la inmigración económica, que ha alimentado el nacionalismo anti-UE.
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