LONDRES.- La primera ministra
británica Theresa May y sus aliados pidieron este domingo la unidad del
Partido Conservdor (Tories) después de que el exministro Boris Johnson
aprovechara la apertura del congreso anual de la formación política para
atacar el plan del gobierno para el Brexit.
El exministro de
Relaciones Exteriores, quien fuera considerado desde hace mucho tiempo
como un eventual sucesor de May, aprovechó una entrevista en un diario
para criticar su plan de estrechos vínculos económicos con la Unión
Europea (UE), como algo "chiflado" y "grotesco".
Johnson integra un grupo de euroescépticos que aprovechan
la reunión de cuatro días en Birmingham (centro de Inglaterra), para
criticar las posiciones de May y sus seguidores.
Este congreso
anual tiene lugar en pleno estancamiento de las negociaciones sobre el
Brexit, y con un partido profundamente dividido sobre la estrategia a
seguir, a sólo seis meses de la salida de la UE.
May, debilitada
por el reciente rechazo de los líderes europeos a su "plan de Chequers",
busca reunificar a su partido en torno a ella, en tanto los partidarios
de un Brexit duro intentan imponer una propuesta alternativa.
"Somos
el partido que dio a los británicos la palabra sobre la forma en que
son gobernados", escribió May en un mensaje de bienvenida a los
participantes.
"Y respetamos la decisión que tomaron: salir de la
UE y retomar el control de nuestro dinero, de nuestras leyes y de
nuestras fronteras", agregó.
Por su parte, Johnson había declarado
el viernes que "el plan de Chequers es una humillación moral e
intelectual para el país", en un virulento artículo publicado en The
Telegraph.
Este domingo insistió en sus críticas en The Sunday
Times. "Al contrario que la primera ministra, yo hice campaña por el
Brexit [...] y creo que lo que ocurre actualmente, por desgracia, no es
lo que se le prometió a la gente en 2016", tras la victoria del sí a la
salida de la UE.
Como él, otros defensores de un Brexit duro,
incluido el exministro del Brexit David Davis, defienden la negociación
de un acuerdo de libre comercio similar al firmado en 2016 entre la UE y
Canadá.
No se prevé sin
embargo que la jefa de gobierno, que pronunciará el discurso de
clausura el miércoles, precise más sus planes para el Brexit, aunque
Bruselas le ha pedido que revise su proyecto antes del consejo europeo
del 18 de octubre.
May "debería enmendar su propuesta tras el
congreso, en lugar de durante", dice Simon Husherwood, profesor
de ciencias políticas en la Universidad de Surrey. "Si hiciese
concesiones ahora, parecería débil, obligada a actuar así por la UE, no
es lo que hará".
Desde que perdió su mayoría parlamentaria en unas
desastrosas elecciones anticipadas el año pasado, May se enfrenta a
constantes ataques internos y rumores de que compañeros de partido se
disponen a arrebatarle el poder.
Los rivales de la primera
ministra aprovecharán los múltiples eventos organizados durante el
congreso para defender una ruptura clara con la UE, a diferencia del
plan de May que propone mantener una estrecha relación comercial con el
bloque.
La contrapropuesta, defendida por influyentes miembros del
partido, puede representar una amenaza para la estrategia de May, que
tiene una pequeña mayoría en el Parlamento --que tendrá la última
palabra sobre el acuerdo con Bruselas-- y se encuentra a merced de una
rebelión de sus diputados.
Pero la jefa de gobierno se ha negado hasta ahora a
remplazar su plan por un acuerdo de libre comercio asegurando que este
no permitiría mantener una frontera abierta entre Irlanda y la provincia
británica de Irlanda del Norte tras el Brexit, uno de los principales
escollos en la negociación entre Londres y Bruselas.
May afirma
que su plan es la única alternativa viable y tiene la intención de
permanecer en el 10 de Downing Street los próximos años. "Hay que llevar
a cabo un trabajo a largo plazo", subrayó en The Sunday Times este
domingo.
Dadas estas divisiones, el congreso debería ser escenario
de un sutil juego de influencias entre las grandes figuras del partido,
considera Robin Pettitt, profesor de la Universidad Kingston de
Londres.
"Por ahora, nadie quiere remplazar a Theresa May, para no
tener que gestionar el Brexit", explica. "Pero habrá muchas
maniobras, cada uno intentará posicionarse como futuro líder".
Ante
la amenaza que representa el opositor Partido Laborista, que en su
congreso de esta semana en Liverpool propuso un programa económico de
izquierda radical para ayudar a la clase trabajadora, algunos diputados
conservadores llaman a los Tories a movilizarse más bien sobre los
problemas reales de la sociedad británica.
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