PARÍS.- España es el cuarto país de la OCDE
que menos aprovecha el potencial de recaudación del IVA en relación con
el potencial que ofrece su tipo general, sólo por encima de México,
Grecia e Italia, lo que se explica sobre todo por la extensión de los
tipos reducidos y por el fraude.
En su informe anual
sobre las tendencias de los impuestos sobre el consumo, la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó que, sobre
la base de los datos de 2014 (los últimos disponibles) el nivel de
"eficiencia" del IVA en México es del 32 %, del 37 % en Grecia e Italia y
del 41 % en España.
Eso significa que, por ejemplo, en España se perdió un
59 % del potencial de recaudación que se conseguiría si todos los
productos estuvieran sometidos al tipo general (en su caso el 21 %) y si
no hubiera ningún fallo o fraude en la colecta.
Cifras que contrastan con el 56 % de eficiencia media no ponderada en
los 34 miembros de la OCDE analizados, y con los niveles más elevados
que se constatan en Japón (70 %), Estonia (70 %), Suiza (71 %), Nueva
Zelanda (97 %) y Luxemburgo (123 %).
Casi la mitad de los Estados de la organización (16) estaban por debajo del 50 % y 28 por debajo del 65 %.
El tipo del 21 % del IVA en España es superior al de la media de la
OCDE (19,2 %), pero inferior al de los Estados que a su vez pertenecen a
la Unión Europea (21,7 %), ya que en algunos de estos se llega hasta el
27 % (Hungría) o el 25 % (Suecia y Dinamarca).
Los
autores del estudio constataron una tendencia a limitar el alcance de
los tipos reducidos, para tener en cuenta las conclusiones de otro de
sus informes de 2014 que cuestiona la idea de que tengan un efecto
redistributivo.
A ese respecto, insistieron en que
los tipos bajos de IVA, aunque sean para productos de primera necesidad
que son los que más consumen las personas con menores ingresos, no son
eficaces en términos redistributivos.
Subrayaron que
en lugar de recurrir a esos tipos reducidos es preferible, teniendo en
cuesta el "costo" en términos de recaudación fiscal, utilizar las
transferencias directas a las familias más pobres.
En
concreto, aconsejaron dedicar una parte de lo que se obtendría
extendiendo el tipo general del IVA a subsidios exenciones fiscales o
subsidios a los grupos de ingresos reducidos, para reducir así el
impacto regresivo que tiene este impuesto.
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