miércoles, 30 de noviembre de 2016

Túnez ofrece seguridad, reformas y ambición regional para atraer inversión

TÚNEZ.- Túnez presumió hoy de seguridad, reformas económicas estructurales y estabilidad política frente a una región agitada para tratar de atraer la inversión extranjera, considerada clave en la consolidación definitiva de la única transición viva de las marchitas "primaveras árabes".

Seguridad frente a la amenaza yihadista y reformas financieras ya emprendidas para agilizar los costosos procesos burocráticos fueron las dos ideas que se repitieron hasta la saciedad en la inauguración de del Foro "Túnez 2020", que el martes y el miércoles reúne en la capital norteafricana a políticos y empresarios de más de 70 países.
"Hoy el proceso político se ha estabilizado y Túnez ha regresado al mapa de los países estables. Túnez ha regresado y ha regresado con fuerza", declaró el primer ministro tunecino, Yusuf Chahed, ante cerca de 40 delegaciones oficiales.
"Y bajo esta estabilidad, el Parlamento aprobó días atrás una nueva ley de finanzas" que pretende modernizar el sistema financiero y acabar con las trabas que pone un entramado altamente burocratizado, en el que la corrupción endémica de la dictadura ha sobrevivido, agregó.
En la misma línea se expresó el presidente del país, Beji Caid Essebsi, quien durante la gran ceremonia de apertura insistió, casi como en una plegaria, en que Túnez necesita de la ayuda de sus amigos para completar el camino hacia la democracia emprendido con la revolución de 2011.
"Túnez afronta una situación excepcional y necesita de un apoyo especial de parte de sus socios y de los organismos internacionales, un apoyo que debe ir más allá del marco tradicional y del respaldo que algunos países han proporcionado durante la transición", afirmó el mandatario.
"Al tiempo que los tunecinos agradecemos a nuestros socios por su contribución en el camino de la democracia, les invitamos a que se impliquen aún más y contribuyan a los grandes esfuerzos que requiere esta etapa", agregó.
Al hilo de este argumento, Essebsi subrayó que el éxito de la transición tunecina será un ejemplo para la región y un acicate para que otros procesos democráticos, ahora estancados o directamente machacados, puedan volver a florecer.
"La estabilidad de Túnez es la garantía para la estabilidad de toda la región", afirmó en presidente, en clara alusión a las dos orillas del Mediterráneo.
Essebsi admitió, no obstante, que su país no ha cumplido en estos seis años con todas las expectativas que despertó, fracaso que achacó a la violencia y la inestabilidad regional, en particular en la vecina Libia.
"Túnez pretende convertirse en un promisorio núcleo financiero, en una plataforma regional de inversión y exportación para Europa, el mundo árabe y los países africanos", concluyó.
A su lado le escuchaban los dos principales patrocinadores extranjeros de este encuentro: el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al Thani, y el primer ministro francés, Manuel Valls, que, como gran parte de los presentes, pareció convencido de las palabras del mandatario.
Qatar prometió hoy 1.500 millones de dólares de ayuda a Túnez y sugirió, además, que estaría dispuesto a aplazar el pago de unos 500 millones de dólares en créditos ya vencidos.
Francia, por su parte, se comprometió a invertir un mínimo de 250 millones de euros anuales hasta 2020, fecha que el Gobierno se ha marcado para la implantación de un ambicioso programa económico quinquenal.
A este ejercicio de generosidad se sumaron también instituciones como la Unión Europea, representada este martes en Túnez por el comisario de Vecindad y Ampliación, Johannes Hahn, quien aseguró que la ayuda de Bruselas será progresiva y podría alcanzar en 2020 los 800 millones de euros.
España, representada por el director general de Política Exterior para Mediterráneo, África, Magreb y Oriente Medio, Manuel Gómez Acevo, pondrá su grano de arena a través, principalmente, de la Oficina Técnica de Cooperación, que en 2017 reabrirá sus puertas y recuperará su actividad.
"Las empresas españoles llevan mucho tiempo en Túnez", recordó a Efe Gómez Acevo, "han tenido que sufrir distintos avatares, sobre todo durante la época de la transición, y ahora esperamos que se vayan solventando", afirmó.
"Pero al mismo tiempo detectamos que hay un interés por colaborar, por aprovechar las posibilidades de inversión y negocio que hay en el mundo", destacó.
Víctima de la inflación, el paro y la corrupción -endémica en el país desde tiempos de la dictadura-, la economía tunecina afronta una aguda parálisis que amenaza con hacer descarrilar su exitoso proceso de transición política.
Una situación que empeoró en 2015 a causa del terrorismo, que hundió el turismo, uno de sus pilares económicos.
Ante esta situación, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial concedieron este año a Túnez un préstamo de 2.200 millones de euros a cambio de recortes, austeridad y despidos en la Administración pública, que han desatado una fuerte contestación popular.

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