FRÁNCFORT.- La
decisión de la Reserva Federal (Fed) estadounidense de subir sus tasas
de interés supone nuevos desafíos para la zona euro, cuyo crecimiento
sigue siendo frágil, explicaron hoy economistas.
"Se trata de un auténtico desafío", declaró Philippe Waechter, director de investigación en Natixis, convencido de que el Banco Central Europeo (BCE) ya había anticipado la decisión de la Fed, al alargar hasta finales
de 2017 su programa de compra de deuda en apoyo a la economía europea.
"El
objetivo del BCE es crear un especie de colchón o de cojín amortiguador
para posibles choques, con el objetivo de mantener las tasas de interés
muy bajas, aunque el euro de deprecie más allá de la paridad frente al
dólar", explica.
El euro cayó el jueves a su mínimo en casi 14 años ante el dólar, tras la decisión de la Fed.
Además
ésta dio a entender que podría volver a aumentar sus tipos de interés
tres veces en 2017, una alza más que lo que preveía hace tres meses.
"El
BCE refuerza un terreno donde el ciclo estadounidense será un poco más
positivo que el ciclo europeo. Se tiene que entender que estamos en
ciclos diferenciados con niveles de tasas diferentes", añadió Waechter.
Por
otro lado, el presidente electo Donald Trump prometió un plan de
reactivación presupuestaria y grandes reducciones de impuestos, unas
medidas que tendrán importantes efectos inflacionistas si son aplicadas
tras la llegada del magnate a la Casa Blanca a mediados de enero.
Nada
de esto se aplicará en Europa, donde el BCE reconoció la semana pasada
que no conseguiría su objetivo de una inflación de 2% en 2019,
conformándose con un 1,6%. La perspectiva de un aumento de los tipos de
interés en Europa sigue lejos, lo que acentuará la divergencia con
Estados Unidos.
Una
situación que podría acarrear movimientos de capitales de la zona euro
hacia Estados Unidos, donde las remuneraciones son más interesantes.
"Un
auténtico riesgo", juzgó Christopher Dembik, responsable de la
investigación económica en Saxo Bank, que teme "una desinversión a nivel
europeo con capitales que van a dirigirse hacia Estados Unidos", aunque
estimó que el riesgo "no es exacerbado".
"Pero
se tendrá que estar atento porque entramos en un periodo bastante
especial, ya que nunca hasta ahora habíamos tenido un periodo tan largo,
de dos a tres años, con un diferencial tan grande de política monetaria
a ambos lados del Atlántico", advirtió.
Con
el riesgo que el crecimiento, ya debilitado, en la zona euro se vea
penalizado por esta salida de capitales. "En nuestras proyecciones, nos
esperamos un crecimiento inferior en 2017 en la zona euro al previsto
este año", dice Dembik.
Waechter confirma: "Habrá forzosamente ajustes que se producirán. Habrá que estar atentos".
Para
Olivier Garnier, jefe economista en Société Générale, esta situación
tendría sin embargo que "ayudar al BCE y a la zona euro".
"El año pasado, estuvimos esperando que la Fed aumentara sus tasas y como no lo hizo, el BCE se vio contrariado", recordó.
Según
él, "si el BCE necesita mantener cierta distancia con Estados Unidos,
es mejor que suceda con una Fed que aumenta sus tasas y no al revés",
puesto que la institución de Fráncfort no dispone de más margen para
reducir sus tipos de interés.
Para
los economistas consultados, la zona euro no se encuentra en la misma
situación que los países emergentes, que se verán sacudidos por la
subida de las tasas estadounidenses.
"Nos
veremos menos afectados porque el euro se percibe como una zona
financiera bastante estable, pero los más afectados serán los (países)
emergentes", estima Waechter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario