PARÍS.- El derecho a desconectarse fuera del horario de trabajo ya
ha entrado en vigor con el inicio de 2017 en Francia, con una
disposición de la misma reforma laboral que estuvo a punto de tumbar al
Gobierno al ser aprobada en julio de 2016 tras meses de protestas en las
calles contra otros aspectos más polémicos de esta norma.
Pero la polémica no venía por el "derecho a la desconexión",
que no suscitó controversia, sino porque introduce más flexibilidad
laboral y supone un cambio en las reglas de la negociación colectiva, al
dar primacía a los acuerdos dentro de la empresa sobre los convenios
sectoriales.
El dispositivo legislativo crea un derecho para los
asalariados y una obligación para las grandes empresas, la de regular el
uso de las tecnologías de la comunicación (mensajerías y correos
electrónicos o teléfonos móviles) para garantizar el respeto del tiempo
de descanso y de las vacaciones.
El Ejecutivo estableció en el texto que adoptó el Parlamento
en verano que la forma de hacerlo será por la negociación entre las
partes, de forma que en las compañías de más de 50 empleados dirección y
representantes de los trabajadores tendrán que discutir para llegar a
un acuerdo que podrá tener validez uno o varios años.
El objetivo es fijar las "modalidades del pleno ejercicio
del derecho del asalariado a la desconexión", así como "la puesta en
marcha por la empresa de dispositivos de regulación de la utilización de
herramientas digitales". Si no se alcanza un compromiso, será el
empresario el que redacte una "carta" con las reglas.
En cualquier caso, la ley no implica la obligación de apagar
el móvil profesional al finalizar la jornada laboral, ni el cierre del
servidor para envío de correos electrónicos profesionales a partir de
una determinada hora. Se limita a abrir la puerta a una regulación, en
principio consensuada, y en función de las necesidades productivas de
cada empresa.
Algunas ya se han adelantado, como el es caso del operador
de telecomunicaciones Orange, que en virtud un acuerdo del pasado 27 de
septiembre pide a sus empleados que establezcan tiempos de no
utilización de su mensajería electrónica, en particular durante las
reuniones para facilitar la concentración.
El fabricante de neumáticos Michelin también ha instaurado
"un control de las conexiones a distancia" para sus directivos que
trabajan con carácter itinerante entre las 9 de la noche y las 7 de la
mañana en los días laborables, y los fines de semana desde las 9 de la
noche de los viernes a las 7 de la mañana de los lunes.
En la conocida como 'ley El Khomri', por el apellido de la
ministra de Trabajo que la promovió, Myriam El Khomri, se justificaban
estas regulaciones por considerar que las tecnologías de la información y
de la comunicación, "si están mal controladas, pueden tener un impacto
para la salud de los asalariados".
Según un estudio publicado en octubre por el gabinete Eléas,
un 37 % de los activos utilizan sus herramientas digitales
profesionales fuera de los horarios de trabajo y un 62 % estaban en
favor de una regulación.
La 'ley El Khomri' generó un duro enfrentamiento entre enero
y julio pasado en la calle entre los sindicatos que la apoyaron (sobre
todo la CFDT) y las que la criticaban (CGT y FO esencialmente); y en el
Parlamento, entre el Gobierno y una parte de la izquierda (incluidos un
grupo de socialistas "rebeldes").
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