MIAMI.- El presidente de Estados
Unidos, Donald Trump, prometió este lunes "programas fuertes" de control
migratorio, mientras enfrenta una doble ofensiva judicial y política y
el descontento popular contra su orden de prohibir la entrada a
inmigrantes de países musulmanes.
De visita el lunes en
Florida (sureste) al CENTCOM, el comando militar encargado del Medio
Oriente y la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, el
presidente republicano prometió vencer el "terrorismo islámico radical" y
no permitir "que eche raíces en nuestro país".
"Necesitamos
programas fuertes para que las personas que nos aman y quieren amar a
nuestro país (...) se les permita entrar, pero no a quienes quieren
destruirnos", señaló Trump.
En un decreto del 27 de
enero, el mandatario suspendió por 120 días el ingreso de refugiados
(para los provenientes de Siria el plazo es indefinido) y por 90 días
para ciudadanos de Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen,
países de mayoría musulmana.
La medida rápidamente
provocó protestas en varias ciudades de Estados Unidos y el exterior, y
sus críticos advierten que la prohibición podría perjudicar la
cooperación antiterrorista, al promover la propaganda del Estado
Islámico.
Pero el viernes un juez federal de Seattle, en
el estado de Washington (noroeste), dejó en suspenso la implementación
del decreto, una decisión mantenida el sábado por el tribunal federal de
apelaciones del Noveno Circuito en San Francisco (California) y que
abre una batalla legal para la joven adminsutración Trump.
El
gobierno presentó este lunes por escrito una defensa del decreto. El
documento, de 15 páginas, afirma categóricamente que la firma de
decretos constituye un "ejercicio legal" de la autoridad presidencial.
Los
tres jueces que componen esa corte de Apelaciones convocaron a las dos
partes a una teleconferencia el martes en la tarde para presentar
argumentos orales.
Además
del bloqueo en las cortes, que para frustración del plan de Trump
reabrió las puertas de Estados Unidos a los refugiados y los ciudadanos
de los siete países, la orden presidencial se ganó también la oposición
de las principales compañías tecnológicas.
Gigantes de Silicon Valley como Apple, Facebook, Google, Microsoft y Twitter -en total, casi un centenar de empresas- presentaron la noche del
domingo un documento legal ante el tribunal de apelaciones en San
Francisco en respaldo a la demanda en curso contra el decreto de Trump.
Las
empresas tecnológicas, que contratan a miles de inmigrantes,
denunciaron que la orden presidencial "inflige un daño significativo a
los negocios estadounidenses, a la innovación y al crecimiento".
Además,
los fiscales generales del Distrito de Columbia (asiento de la capital
Washington) y 15 estados, entre ellos California, sumaron su respaldo a
la suspensión en el caso ante la corte de San Francisco.
Trump
también parece enfrentar una opinión pública adversa: dos nuevos
sondeos revelaron que una leve mayoría de los estadounidenses se opone a
la prohibición migratoria.
Pero Trump desestimó de plano
esas encuestas: "Todos los sondeos negativos son noticias falsas, tal
como los sondeos electorales de CNN, ABC y NBC", escribió en Twitter este lunes.
"Lo
siento, la gente quiere seguridad fronteriza y chequeos rigurosos",
añadió el mandatario, que también promete construir un muro en la
frontera con México.
Al hablar ante jefes militares en el CENTCOM Trump volvió a la carga contra la prensa.
De
acuerdo con el presidente los riesgos con "terroristas" en Estados
Unidos se tornaron tan comunes que el país llegó "a un punto en que (los
ataques) no son siquiera informados por los medios".
"Y
en numerosos casos, la prensa muy, muy deshonesta ni siquiera quiere
tomar en cuenta" esos ataques, añadió. "Tienen sus razones y ustedes
bien lo saben", concluyó.
Ante los obstáculos de la justicia a una de sus principales promesas
electorales, Trump lanzó una feroz catarata de tuits contra el juez de
Seattle tachándolo de "dizque juez" y acusándolo de exponer al país a un
"peligro".
"He dado instrucciones a Seguridad Interior
de que controle MUY CUIDADOSAMENTE a la gente que está entrando al país.
¡Los tribunales están dificultando el trabajo!", escribió el domingo en
Twitter.
El vicepresidente Mike Pence se unió a las críticas presidenciales denunciando la "frustrante" decisión del tribunal.
Pero
el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell,
explicó que la justicia hacía su trabajo y se distanció del decreto,
expresando el domingo temor a que su redacción deje la puerta abierta
para implementar un "examen religioso" a los inmigrantes.
"Todos
queremos tratar de mantener a los terroristas fuera de Estados Unidos.
(...) Pero ciertamente no queremos que los aliados musulmanes que
pelearon junto a nosotros no puedan viajar a Estados Unidos", subrayó.
La
opinión pública también se opone al decreto: el 53% de los
estadounidenses, según un sondeo de CNN, y 51%, según CBS, rechaza la
prohibición migratoria.
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