WASHINGTON.- Alrededor de 1.000 diplomáticos estadounidenses, un número inusualmente
alto, han firmado un documento presentado hoy en el Departamento de
Estado para protestar contra el veto temporal impuesto por el presidente Donald Trump a la entrada al país de personas de siete naciones de mayoría musulmana.
"El Departamento de Estado puede confirmar que hemos recibido este 31
de enero el cable que expresa la disconformidad" de los diplomáticos,
dijo una fuente de esa misma agencia estadounidense, aunque pidiendo el
anonimato.
La fuente no quiso especificar el número de firmantes "para poder
respetar el proceso que permite" a los funcionarios de la agencia
"expresar sus preocupaciones" en el llamado "canal de discrepancias" del
Departamento de Estado, establecido para registrar las opiniones
disconformes sobre ciertas políticas.
Sin embargo, según varios medios estadounidenses, entre ellos el diario The New York Times,
el documento ha reunido alrededor de 1.000 firmas de diplomáticos
estadounidenses en todo el mundo, una cifra muy superior a la del resto
de cables publicados en el "canal de discrepancias" en los últimos años.
Dicho canal se mantiene desde la guerra de Vietnam (1955-1975) para
que los empleados puedan expresar su disconformidad a las altas esferas
de la diplomacia estadounidense sin temor a represalias, y los
documentos allí archivados deben recibir una respuesta oficial en un
plazo de entre 30 y 60 días.
Pese a esa larga tradición, el portavoz de la Casa Blanca, Sean
Spicer, criticó duramente este lunes a los firmantes del documento, al
asegurar que "deberían o bien ajustarse al programa (de veto migratorio
temporal) o irse" de sus puestos en el Gobierno.
El propio Trump ha demostrado también su impaciencia con la
disidencia interna ante sus políticas, al despedir este lunes a la
fiscal general interina, Sally Yates, quien había ordenado a sus
subordinados en el Departamento de Justicia no defender el veto, porque
no estaba segura de que dicha medida fuera "legal".
Spicer justificó este mismo miércoles el despido de Yates y advirtió
contra futuros disensos dentro del gabinete, cuya misión principal debe
ser "cumplir" la agenda del mandatario. En cuanto al documento recién
archivado en el "canal de discrepancias" del Departamento de Estado, sus
firmantes alertan de que el veto migratorio "amargará inmediatamente
las relaciones" con los siete países afectados "y buena parte del mundo
musulmán, que considera que la prohibición ha estado motivada por la
religión".
"Al alienarlos, perdemos acceso a la inteligencia y los recursos que
necesitamos para combatir las causas que están en la raíz del terrorismo
en el extranjero, antes que haya un ataque en nuestro país", denuncian
los diplomáticos, preocupados además por un aumento en el "sentimiento
antiestadounidense" en el mundo.
También advierten de que el requisito impuesto a los países para que
el veto se levante -garantizar que cada individuo que pide visado es
quien dice ser y no una amenaza- es demasiado "vago y nebuloso" para que
esos Gobiernos puedan o quieran cumplirlo.
Esa opinión, compartida por un millar de los casi 19.000 empleados
del Departamento de Estado, presenta un reto para el nominado por Trump
para dirigir la agencia, Rex Tillerson, quien se espera que sea
confirmado esta semana por el Senado como nuevo jefe de la diplomacia
estadounidense.
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